Las nuevas instalaciones de muchas cárceles españolas no sirven para evitar la llegada de drogas hasta los reclusos.

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La población reclusa consumidora de heroína, tranquilizantes, éxtasis y alucinógenos ha disminuido en las prisiones y aumentan los consumidores de alcohol, según la encuesta del 2006 sobre salud y consumo de drogas entre la población reclusa presentada ayer en el Ministerio de Sanidad. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, apostó ayer por la extensión de los tratamientos de deshabituación de drogas en las cárceles y anunció la puesta en marcha de programas específicos para abordar el tabaquismo, con motivo de la celebración del Día Internacional contra las drogas.

Los resultados de la encuesta, que fue presentada por Salgado, por la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, y por la delegada del Gobierno de Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, sirven para analizar la situación en las cárceles y contribuir a que los drogodependientes puedan dejar su hábito en las cárceles.

Salgado destacó que la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional de Drogas ha destinado 4'5 millones de euros a la financiación de programas destinados a mejorar la atención de los drogodependientes en el ámbito penitenciario.

Mercedes Gallizo, que reconoció que en las cárceles sigue entrando droga, anunció que se destinarán 900.000 euros con cargo al Fondo de Bienes Decomisados para reducir la oferta de droga en las cárceles y precisó que se mejorarán los sistemas tecnológicos para detectar la entrada de sustancias ilegales en el interior de las cárceles.

El tamaño de la muestra incluye 4.934 internos en 66 centros penitenciarios, de los que el 83'7% eran hombres y un 16'3% mujeres, para quienes Salgado anunció que habrá programas específicos de integración para quienes tengan problemas.