Los clientes abarrotan las calles comerciales los días en los que comienzan y acaban las rebajas.

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La búsqueda de gangas por los centros comerciales tocó ayer, primero de septiembre, a su fin con la conclusión de las rebajas de verano 2006 en todas las comunidades autónomas, temporada que deja tras de sí un dispendio por consumidor español que se aproxima a los 200 euros.

Especialmente, en un momento en el que el resto de países europeos experimenta una recesión en las ventas minoristas de textil, equipamiento del hogar y deportivo, calzado y electrónica, esto es, los productos estrella de las rebajas.

En esta ocasión, los comerciantes están satisfechos con los resultados obtenidos, que casan a la perfección con sus previsiones, ya que la facturación ha alcanzado en los tres meses estivales 5.000 millones de euros, lo que supone un incremento que oscila entre el 5 y el 8 por ciento en comparación con los números del año anterior.

En palabras del secretario general de la Confederación Española de Comercio (CEC), Miguel Angel Fraile, los comerciantes se pueden sentir «satisfechos y contentos» con las ventas del verano, que se han visto beneficiadas por el calor del verano, la confianza del consumidor y la «agresiva» oferta comercial.

Las estadísticas comerciales vinculan el éxito durante las rebajas con el clima, en concreto, con el clima extremo, especialmente en lo que se refiere a productos más asociados a la moda.

La periodicidad con la que un consumidor tipo frecuenta comercios durante la rebajas guarda una proporción directa con la temperatura en verano e inversa en invierno, esto es, calor y frío alejan al ciudadano del fondo de armario o «ropa de entretiempo» y le conciencian de la necesidad de ampliar la indumentaria de temporada.

Otro factor que bien podría ser clave en esta estadística es la tendencia, muy popular, a la búsqueda de un refugio fresco o cálido, según la estación, en los centros comerciales.