El Papa besa a un bebé durante la celebración ayer de la primera misa del año en el Vaticano.

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OTR PRESS-ROMA
El Papa Benedicto XVI aprovechó ayer su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra cada 1 de enero, para reclamar a la comunidad internacional «reglas más claras» para contrarrestar «la plaga del terrorismo» sin llegar al fracaso que constituye en todo caso la guerra. En defensa también de la concordia, calificó de «atentado contra la paz» fenómenos como el hambre, y prácticas como el aborto, la eutanasia y la experimentación con embriones.

El Papa advirtió al mismo tiempo que junto a las víctimas de los conflictos de terrorismo y de violencia, están las muertes silenciosas provocadas por el hambre, el aborto, la experimentación sobre los embriones y la eutanasia. ¿Cómo no ver en todo esto un atentado contra la paz?», se preguntó Benedicto XVI, quien explicó que eligió este tema pensando «particularmente» en los niños «cuyo futuro se ve comprometido por la explotación y la maldad de los adultos sin escrúpulos». «Sólo respetando la persona se promueve la paz», recordó.

El Pontífice denunció la «plaga del terrorismo» y subrayó la necesidad para la comunidad internacional de «ofrecer reglas más claras para contrastar la deriva a la que asiste el mundo, porque la guerra es siempre un fracaso». Manifestó una «gran inquietud» por la decisión de algunos estados de dotarse de armas nucleares «haciendo crecer el temor de una posible catástrofe atómica en la que se pone en juego toda la familia humana».

El Pontífice definió la paz como «un don de Dios, pero también un deber del hombre» de construir «el plan divino en la historia». Este plan, matizó el Papa, «no es irracional o sin sentido porque tiene el origen en el Verbo eterno, la razón, no la irracionalidad». «Existe una lógica moral, una gramática común escrita en la conciencia de todos», explicó Benedicto XVI, quien invitó a «reaccionar según la justicia y la solidaridad en el respeto de los derechos humanos». «Seguir esta ley natural es el presupuesto para la paz», añadió.

El Papa denunció, además, las violaciones de la libertad religiosa y subrayó las actuales persecuciones contra los cristianos. «Existen regímenes de carácter confesional que imponen a todos una sola religión, mientras regímenes indiferentes alimentan, no una persecución violenta, sino un sistemático escarnio cultural respecto a las creencias religiosas», aseguró.