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EFE-GRANADA
El deseo de morir de Inmaculada Echevarría se cumplió ayer en el Hospital San Juan de Dios, al que fue trasladada horas antes y donde se le retiró el respirador que la mantenía con vida, con lo que acaba su larga y polémica lucha, en la que se han confrontado términos legales, éticos y religiosos.

Según confesó, en la cama de ese hospital en la que permanecía postrada por la distrofia muscular progresiva que padecía, recibió muy pocas visitas, y finalmente pudo ser el escenario del fin de una lucha que, para muchos, ha sentado precedentes en España.

Echevarría murió a las 21.00 horas, acompañada de su equipo médico habitual aunque no en el centro en el que vivió en los últimos diez años, el Hospital de San Rafael de Granada, ya que su dirección, de la orden de San Juan de Dios, optó por el traslado, al parecer por la presión de las opiniones contrarias de ciertos sectores religiosos.

Inmaculada Echevarría Ramírez, nacida en Navarra hace 51 años, tuvo que superar momentos muy difíciles a lo largo de su vida, que pudieron influir en su decisión final: a los once años le diagnosticaron la dolencia que después la dejaría tetrapléjica; su marido murió en un accidente de tráfico y, al verse sola e impedida, dio en adopción a su hijo de ocho meses. Según confesó, desde los 29 años tuvo claro que quería morir, aunque no fue hasta el pasado 20 de noviembre cuando formuló la petición oficialmente.