El informe critica «la transformación de la árida Almería en la mayor concentración de invernaderos de horticultura de Europa entre 1987 y 2004» y la planta desalinizadora de Carboneras, construida en esa región y que es la más grande de Europa.
«Desalinizar el mar es una forma cara y de gran coste energético para conseguir agua», indicó el director del Programa Mundial para el Agua Dulce del WWF, Jamie Pittock, quien explicó que la desalinización lleva a la emisión de gases de efecto invernadero y a la destrucción de las costas, lo que agrava el cambio climático.
Para la organización ecologista, la frenética construcción de plantas desalinizadoras tiene su origen en la cancelación en 2004 del trasvase del Ebro, que era una de las piezas centrales del Plan Hidrológico Nacional, y en «su tradicional intento de garantizar el agua en uno de los países más secos de Europa».
Además, el aumento del turismo en España ha llevado igualmente a un mayor consumo de agua debido a la constante construcción de residencias secundarias en urbanizaciones levantadas en las proximidades de campos de golf, como el Desert Springs (norte de Carboneras), según el estudio.
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