La justicia social no es sólo una cuestión ética sino de vida y muerte, pues la salud y la enfermedad están estrechamente relacionadas con el nivel de vida, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). «La combinación nefasta de pobres políticas sociales y circunstancias económicas injustas está matando a la gente a gran escala», afirmó el presidente de la Comisión de la OMS, Michael Marmot, al presentar el Informe sobre Determinantes Sociales de la Salud.
«No existen razones biológicas» para que la esperanza de vida varíe hasta más de 40 años de país en país, o en varias decenas de años en una misma ciudad dependiendo del barrio en el que viva una persona, dijo el experto.
Informe
Y es que, según pone de manifiesto el informe, la esperanza de vida varía radicalmente entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo, y dentro de cada país viven menos los más pobres.
La Comisión, una red mundial de instancias normativas, investigadores y organizaciones de la sociedad civil que la OMS creó en 2005, entiende por determinantes de la salud «las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, así como los sistemas establecidos para combatir las enfermedades».
La esperanza de vida al nacer de las mujeres en Japón, 86 años, duplica a la que tienen las mujeres al nacer en Zambia, que es de sólo 43 años.
Si la tasa de mortalidad infantil es de 2 por 1.000 nacidos vivos en Islandia, ésta aumenta hasta más de 120 por 1.000 nacidos vivos en Mozambique.
Y si el riesgo de muerte materna durante el parto o poco después de él es de sólo una por cada 17.400 mujeres en Suecia, llega hasta una de cada ocho en Afganistán.
Las diferencias también se aprecian claramente dentro de un mismo país, y así, en Bolivia la tasa de mortalidad infantil de los bebés de madres que no han cursado estudios supera los 100 por 1.000, mientras que la de los bebés de madres que tienen al menos educación secundaria es inferior a 40 por 1.000. En Australia, la esperanza de vida de los aborígenes es de 59'4 años para los varones y 64'8 para las mujeres, edades muy inferiores a la de los australianos no aborígenes (76'6 y 82 años, respectivamente). En Glasgow (Escocia), la esperanza de vida de los varones en el barrio de Calton es de 54 años, 28 años menos que los de Lenzie, a pocos kilómetros de distancia.
«Las condiciones sociales en las que la gente nace, vive y trabaja son el determinante más importante para tener una buena o mala salud, o una larga vida productiva o una corta y mísera», afirmó, directora general del organismo, Margaret Chan.
Los autores instan a los gobiernos, a la sociedad civil, a la OMS y otras organizaciones a unirse para adoptar medidas encaminadas a mejorar la vida de los ciudadanos.
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