Los escombros dispersos después de la colisión de los satélites pueden afectar a la Estación Espacial Internacional.

TW
0
EFE-WASHINGTON El Pentágono y la agencia espacial estadounidense NASA observaban ayer los escombros dispersos después de la colisión sin precedentes de un satélite estadounidense y otro ruso, que podrían llegar a causar problemas a la Estación Espacial Internacional (EEI). La Red de Vigilancia Espacial del Pentágono detectó la colisión, el martes, a unos 790 kilómetros de altura sobre Siberia (Rusia) del satélite ruso Cosmos 2251 y otro de la empresa estadounidense Iridium.

La colisión, la primera de dos satélites sin desperfectos, parece haber dispersado el mayor volumen de escombros orbitales desde que China destruyó uno de sus vetustos satélites meteorológicos en 2007 en una prueba de armas espaciales, lo que dejó unos 2.500 trozos del artefacto dispersos en órbita. La NASA indicó que se necesitará más tiempo para determinar si los trozos de los dos satélites destruidos el martes causarán problemas a la EEI o a otras naves.

500 trozos
«Seguimos con cuidado la trayectoria de más de 500 trozos de escombros que puedan presentar un riesgo adicional a otros satélites», indicó el teniente de la Marina, Charlie Drey, portavoz del Comando Estratégico de EEUU que supervisa la Red de Vigilancia Espacial.

La EEI, un proyecto de 100.000 millones de dólares en el que participan 16 naciones, tiene actualmente tres astronautas a bordo y órbita en una franja de 355 a 390 kilómetros de la Tierra.

La firma Iridium, que tiene su sede en Bethesda, Maryland, señaló en un comunicado que preveía interrupciones en sus servicios y que ha tomado «acciones inmediatas para minimizar cualquier pérdida de servicio». La empresa opera 66 satélites de órbita baja que proveen comunicaciones de voz y datos en todo el planeta.

La colisión se produjo entre el Iridium 33, de 560 kilogramos y en órbita desde 1997, y el satélite ruso, de 900 kilogramos y lanzado en 1993. La NASA indicó que se presume que el satélite ruso ya no estaba operativo y no tenía un sistema de maniobras.

El sitio de internet de la firma Iridium indica que su satélite realizaba una órbita casi polar de la Tierra cada 100 minutos y viajaba a 27.800 kilómetros por hora.

El jefe del Programa de Escombros Orbitales, en el Centro Espacial Johnson, de Houston (Texas), Nicholas Johnson, dijo en una rueda de prensa que los artefactos anticuados, las porciones de cohetes desechadas, y otros componentes se dispersan en el espacio cada año, pero que ha habido solo tres colisiones, relativamente menores, entre tales objetos en los últimos 20 años.

La EEI, que alberga ahora dos astronautas estadounidenses y uno ruso, también sirve como puesto de observación de los escombros dejados por los dos satélites tras su colisión.