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PALMA. EFE. España es el tercer país europeo y el octavo del mundo con más volumen de ventas de medicamentos falsos, según datos aportados por la asociación nacional de la industria farmacéutica, Farmaindustria, que advierte del aumento progresivo de la compra de estos productos en nuestra sociedad. Un medicamento puede ser falso por dos motivos: bien porque no contiene el principio activo que dice contener y en su lugar se hay otras sustancias (desde polvo de ladrillo a agua o harina); porque el principio activo no está en la cantidad que dice estar, o bien porque no figura ni dónde, ni quién ni cuándo se ha hecho. El problema de la falsificación de medicamentos afecta a un 1 por ciento de la producción total en los países desarrollados, se extiende cada vez más gracias a las facilidades que ofrece la compra por internet, «que a la gente le parece más cómoda y, además, permite mayor privacidad». Asimismo, la extensión del problema no sólo es en cuantía de medicamentos falsos vendidos sino en el tipo de productos que se falsifican, puesto que ya no sólo se limitan a los relacionados con estilos de vida (contra la disfunción eréctil, para la pérdida de peso, etcétera) sino también a los fármacos contra el cáncer o patología cardiacas.