La protesta contra las cargas policiales de la semana pasada restó protagonismo al contenido inicial de las reivindicaciones. g Fotos: ALBERT OLIVÉ/EFE

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Unos 5.000 estudiantes universitarios, según la Guardia Urbana, empezaron a las 20.45 horas de ayer en la plaza Universitat de Barcelona la manifestación convocada por el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) y la Coordinadora de Asambleas de Estudiantes (CAE) contra la implantación del Plan de Bolonia y para protestar en contra de las cargas policiales de los Mossos d'Esquadra en la manifestación del pasado miércoles.

Al empezar la marcha, la organización anunció que cambiaban el itinerario de la manifestación, por lo que no caminaron por las Ramblas como inicialmente habían previsto a pesar de que había sido prohibido por los Mossos. La confluencia de la Rambla con la plaza de Cataluña fue parcialmente vallada, al igual que la plaza de l'Àngel, la que da acceso a la plaza de Sant Jaume viniendo de Via Laietana.

Marcha pacífica
Aunque la organización aseguraba ayer que la marcha sería «pacífica» se preveía polémica al no haber sido comunicada oficialmente a la Dirección General de los Mossos d'Esquadra, además, los agentes ya advirtieron el miércoles de una posible infiltración de jóvenes violentos anti-sistema en la marcha. De este modo, poco después de empezar la marcha, los manifestantes empezaron a insultar a los Mossos d'Esquadra, que intentaban impedir el paso de los jóvenes en la confluencia entre la plaza de Universitat y la Ronda de Sant Antoni.

Posteriormente, los manifestantes pararon en su improvisado recorrido ante la sede central de ERC, situada en la calle Calàbria de Barcelona, y tiraron pintura contra su fachada al mismo tiempo que coreaban consignas para exigir la dimisión del consejero de Universidades, el republicano Josep Huguet. Los jóvenes colgaron una fotografía de éste al frente de la sede central del partido, donde se podía leer, en catalán, 'Huguet culpable. Mercantilización y privatización'.

Ya por la mañana, seis sedes de ICV aparecían cubiertas de pintadas en las que podían leerse palabras como «torturadores» o «represores», además de la protesta «No a Bolonia».