El Papa, en el monte Nebo, el lugar desde el cual Moisés contempló la Tierra Prometida por Dios. Foto: EFE

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AGENCIAS-JERUSALÉN

El Papa tendió ayer la mano del diálogo a los judíos en el monte Nebo, en el oeste de Jordania, donde expresó sus deseos de «superar los obstáculos que se interponen en la reconciliación entre los hebreos y los cristianos».

El Papa repitió la misma visita que Juan Pablo II hizo al monte Nebo, el lugar desde el cual Moisés contempló la Tierra Prometida por Dios.

Tras las lecturas de los pasajes del Deuteronomio, en el que se recuerdan estos hechos ocurridos en el mismo monte, el Papa pronunció su discurso de pie, durante el que hizo referencia a la Tierra que contempló Moisés pero que no pudo tocar.

Benedicto XVI también quiso referirse al pueblo judío con unas palabras abiertas al diálogo y la cooperación: «La antigua tradición de peregrinación a los lugares santos nos recuerda el inseparable vínculo que une a la Iglesia con el pueblo hebreo».

Benedicto XVI pisó ayer por segunda vez una mezquita y denunció ante los líderes religiosos musulmanes que la manipulación ideológica de la religión, «muchas veces por objetivos políticos, es el catalizador real de las tensiones y de las divisiones y a menudo de la violencia en la sociedad».

El Papa así lo manifestó en el discurso que pronunció tras visitar la mezquita Al Husein Bin Tallal, de Ammán, donde fue recibido por el príncipe Ghazi Bin Talal, primo del rey de Jordania y promotor de la carta que en octubre de 2007 enviaron a Benedicto XVI 138 sabios musulmanes, en la que afirmaron que el futuro del mundo depende de la paz entre musulmanes y cristianos.