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AGENCIAS-LLEIDA Un vecino de la localidad catalana de Balaguer (Lleida) ha sido condenado a un año de prisión y a cinco años de alejamiento de su ex mujer y de sus dos hijas por instalar una cámara de vídeo doméstica en el cuarto de baño de la vivienda familiar al sospechar que una de las hijas sufría anorexia y se provocaba vómitos, un trastorno que ella no admitía.

Según explicó ayer el fiscal en jefe de Lleida, Juan Boné, inicialmente la Fiscalía pedía para el acusado tres años y tres meses de prisión por un delito contra la intimidad, pero finalmente solicitó un año de cárcel al tener en consideración el atenuante de cumplimiento del deber.

Alejamiento
En el proceso judicial, celebrado el pasado miércoles en el Juzgado de Lo Penal número 3 de Lleida, el procesado, Jorge M.V., aceptó la pena de 1 año de prisión, la mínima para este tipo de delitos, y cinco años de alejamiento de su ex mujer y de sus dos hijas.

El fallo también impone al procesado al pago de una multa de 1.080 euros y 3.000 euros de indemnización a su ex mujer y a cada una de sus hijas por los daños morales causados.

Los hechos ocurrieron en el año 2007, cuando el vecino de Balaguer empezó a sospechar que una de sus hijas, adolescent,e padecía anorexia y se inducía el vómito en el cuarto de baño de la vivienda familiar.

El procesado decidió por su cuenta instalar una cámara de vídeo en el cuarto de baño de su vivienda para comprobar si sus sospechas sobre la menor eran ciertas, de modo que grabó durante semanas a la adolescente, luego veía las imágenes y las borraba.

Sin embargo, la cámara registró no sólo a la hija que aparentemente sufría el trastorno alimentario, sino que también tomó imágenes de su mujer, de la que ahora está separado, de su otra hija e incluso de amigas de éstas.

La hija de la que el padre sospechaba que sufría el trastorno alimentario ha seguido con posterioridad tratamientos para solucionarlo.