Santos Blanco junto al resto de integrantes de Locomía.

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«Muy dolidos» con informaciones publicadas en los últimos días, la familia de Santos Blanco, el exintegrante de Locomía fallecido prematuramente la semana pasada, ha precisado que este no murió en la indigencia, sino haciendo aquello a lo que, como «monje», entregó su vida en los últimos años: ayudar a los demás.

En conversación telefónica con Efe, su hermana Paulina sí ha confirmado que su cuerpo fue hallado sin vida tras pernoctar en el Albergue Covadonga de Gijón (Asturias), una institución benéfica, pero no porque atravesara una situación de precariedad.

Según ella, pretendía asistir a «conocidos» que se encontraban allí para que pudieran abandonar las calles, una misión a la que se encomendó hace aproximadamente 13 años. «Mis padres eran muy religiosos y teníamos trato con los curas del barrio. Él empezó de monaguillo y siempre le había gustado ese mundo. Luego mi madre lo apuntó a una academia de baile y así fue como empezaron a llamarle de muchos sitios, acabando en Locomía», ha relatado.

Blanco entró en 1992 en sustitución de Juan Antonio Fuentes, que había fundado el grupo en 1984 junto a varios diseñadores de moda, haciéndose muy célebres por su extravagante propuesta de vestuario y coreografías con abanicos al ritmo de temas de carácter tecnopop.

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Con ellos actuó en el célebre Festival Viña del Mar, pero ese mismo año la primera encarnación de Locomía anunció su separación. Tras esa breve etapa siguió bailando en Palma de Mallorca, hasta que su padre enfermó. «Se cansó del mundo del espectáculo y la muerte de mi padre le tocó mucho. Sentía que tenía que ayudar a otras personas y fue entonces cuando tomó el camino espiritual», ha subrayado la hermana de Blanco tras narrar su conversión en «monje» y su paso por varias congregaciones y asociaciones de ciudades como Santander o Palencia.

A lo largo de los dos últimos meses fue un centro del madrileño barrio de Carabanchel, donde reside la propia Paulina Blanco, el lugar donde «hasta la semana pasada» asistía a personas necesitadas, «ayudándoles a rehabilitarles, a vestirles o a darles de comer».

Paulina insiste en que el contacto con la familia era regular y que los hermanos del exbailarín nunca habrían permitido que pasara necesidades. «Él tenía su sitio aquí en Madrid. De hecho, habíamos quedado a su vuelta de Gijón para comer», ha destacado.

No tenían evidencia de que Blanco, que no era muy amigo de las consultas de los médicos, tuviera dolencia alguna. Según el informe de la autopsia que se le practicó, la causa de su muerte a los 46 años de edad fue «natural», concretamente, un trombo pulmonar.