Las pequeñas partículas de plástico que no se desecha como es debido y acaba rodeándonos por todas partes han entrado en nuestra cadena alimentaria, y a través de su paso por nuestro sistema digestivo acaban impregnando también nuestros excrementos. Así lo constata una investigación de la Agencia de Medio Ambiente de Austria y la Universidad Médica de Viena, según se hace eco la publicación 'Muy interesante'.
En este estudio tomaron parte individuos de zonas muy dispares: de Italia a Japón, pasando por Rusia y el Reino Unido. La conclusión fue clara: en todos ellos hallaron en mayor o menor medida el rastro de los microplásticos.
Ahora que se ha realizado esta constatación hace falta más investigación para saber cómo afectan estos elementos a nuestra salud, y su posible implicación a otros órganos fuera del sistema digestivo.
La contaminación en el mar, que afecta a sus habitantes y por ende a los que los consumen, el uso masivo de plástico en envoltorios de comida de todo tipo, o la popularización del agua embotellada pueden ser algunos factores que provoquen esta realidad de la que, de momento, se desconocen las implicaciones y afectaciones sobre nuestras vidas.
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