Para empezar cabe decir que las imágenes son totalmente reales. Tiago posa con los jaguares porque se conocen bien los unos a los otros. No en vano sus padres son biólogos y responsables de coordinar el Instituto Jaguar de Brasil.
El padre, Leandro Silveira, afirma que Tiago prácticamente los ha visto nacer, les ha dado biberones, ha jugado con ellos y sabe mejor que muchos expertos cómo debe comportarse con los grandes felinos.
«Obviamente ponemos límites», dice el progenitor, quien de todos modos destaca las habilidades de su vástago y la naturalidad con la que trata a las panteras americanas y con la que se desenvuelve en un medio que a priori resultaría abiertamente hostil para la mayoría de nosotros.
Para Tiago la gran repercusión que ha tenido la foto resulta una situación un poco extraña, ya que para él es una escena de lo más cotidiana. Claro está que no todo el mundo convive con jaguares.
Asimismo, el señor Silveira defiende que los jaguares no ven a los humanos como presas. En cambio afirma que reaccionan a nuestros comportamientos e incluso, a pesar de que no son animales sociales, son capaces de crear con vínculos con las personas que duran toda una vida.
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