Una decena de familias españolas que están a la espera de que se reconozca la paternidad de sus bebés nacidos por gestación subrogada en Ucrania han recibido con rabia e impotencia la decisión de anular la instrucción por la que se abría la puerta a la inscripción de los menores con una prueba de ADN.
«El Gobierno (español) está jugando con las familias, dejándonos desamparados y utilizándonos para mandar un mensaje negativo a otras parejas españolas que estén considerando la gestación subrogada», comenta Ana Reyes Rodríguez, que llegó a Kiev junto a su marido en diciembre pasado.
Las familias se consideran víctimas de cambios de criterio y retrasos administrativos, a lo que hay que sumar las dificultades económicas que atraviesan por la dilación del proceso. «Sólo queremos inscribir a nuestros bebés y volver a España con ellos», afirma Amador, quien tras dos meses de espera en Ucrania reconoce haber perdido su puesto de trabajo. Su mujer, María Gil, voló ayer de regreso a España «sin mi niña, a quien no podré volver a ver en varias semanas», explica.
«Un infierno»
«¿Qué esperan que hagamos? Nuestras expectativas cambian día sí y día no. Estamos atravesando un infierno. No ha habido humanidad por parte de la Administración», se queja Amador, quien confiesa haberse puesto de rodillas ante el cónsul español en Kiev implorando ayuda.
Algunas de las familias cuentan con abogados especializados en la materia para asistirles durante el proceso, y registran a los bebés como hijos de una relación extramatrimonial con el consentimiento tanto de la madre gestante en Ucrania como de la pareja española. «Para España, la madre es la que pare. Sin embargo, en Ucrania la legislación nos reconoce como padres y madres de pleno derecho desde que el niño nace», cuenta Ramón Martínez, quien recurrió a la gestación subrogada tras un doloroso periplo con los procesos de adopción.
Se nos acusa de ser compradores de niños y se nos reprocha no adoptar, pero lo que no se menciona es lo largo y duro que es el proceso de adopción, y lo difícil que es cumplir todos los requisitos para poder aspirar», añade Ramón.
Las parejas tienen la opción de inscribir al bebé con nacionalidad ucraniana. Sin embargo, la ‘vía ucraniana' implica cierta pérdida de derechos para los padres españoles, que no podrían reclamar bajas por maternidad y paternidad de regreso a España.
Las autoridades españolas prestan especial atención a los recientes casos de irregularidades con una de las principales agencias, BIOTEX, ya que el Gobierno ucraniano acusa a la agencia de delitos de falsificación de documentos, fraude fiscal y delitos de tráfico de personas.
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