Este sábado ‘El Monaguillo’ ofrecerá su espectáculo ‘¿Sólo lo veo yo?’ en el que interactuará con el público durante una hora y media y donde la diversión está asegurada. | CARLOS LOPEZ ALVAREZ

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A Sergio Fernández Meléndez (Marbella, Málaga, 1973), todo el mundo le conoce como ‘El Monaguillo'. Este sábado, a partir de las 21.00 horas, el colaborador del programa El hormiguero, de Antena3TV, mostrará su talento sobre el escenario del Trui Teatre.

¿Qué se va a encontrar el espectador que acuda esta noche a su espectáculo?
—Una hora y media de diversión con mis mejores monólogos pero, a la vez, bajo al ruedo e interactúo con los asistentes creando un ambiente muy bonito. Ah, y también cantaré y así ensayaré para mi participación el año que viene en Mi cara te suena.

Para eso necesita la complicidad del público y el mallorquín no parece el más expresivo.
—No estoy de acuerdo. He estado varias veces en Mallorca y el contacto con el público de aquí ha sido siempre buenísimo. Es cierto que al principio puede estar un poco a la expectativa, pero luego se suelta.

Este sábado es día de reflexión.
—Sí, y conmigo los indecisos lo van a tener mal porque no hablo de política y menos en un día como éste.

¿Cuándo se dio cuenta de que podía vivir del humor?
—Cuando recibí mi primera nómina en Onda Cero.

Su medio es la radio.
—Ha sido el más importante para mí porque ahí empecé. Estar tres horas delante de un micrófono recibiendo de madrugada llamadas de la gente sin ningún tipo de filtro te da un ‘callo' donde ya luego te pueden echar lo que quieras.

También ha escrito un buen número de libros, entre ellos uno titulado ‘Y líbranos del mal humor... amén'.
—Sí, fue uno de los que más éxitos tuvo en su día. Hay demasiado mal humor instalado en nuestra sociedad. No hace mucho puse en las redes sociales: Buenos días. Y la mitad de los comentarios eran del estilo Serán para ti, que te van bien las cosas; Eso lo dices porque estás forrado...

¿Se puede hacer humor de todo?
—No, hay límites que nunca traspasaré. Pero ocurre que estamos en una sociedad donde al final no se va a poder hacer humor de nada porque todo ha de ser políticamente correcto. Yo he sido gordito y me he reído de ello, pero resulta que no puedes hacer chistes sobre personas con sobrepeso por si se sienten heridas. El humorista tiene que poder dar una vuelta de tuerca a la realidad porque si no, no tendría sentido nuestro trabajo.

Este sábado estará solo en el escenario, pero en otros espectáculos ha compartido protagonismo con otros compañeros. ¿Cómo se llevan los egos?
—Este trabajo requiere de mucho, mucho, mucho trabajo e influye muy poco la suerte. Es más fácil que se produzcan encontronazos de ego cuando estás intentando abrirte camino que cuando llegas a un nivel más alto.

El jueves actuó en Toledo, este viernes en Madrid y este sábado en Palma.
—Sí, mi representante me dice que me va a dar algo, pero soy así. Eso sí, no puedo hacer más de una función al día. Me han ofrecido dos, pero no puedo ser más de hora y media ‘El Monaguillo' porque sobre el escenario lo doy todo y acabo reventado. Luego me tengo que recargar como un iphone.

¿Cómo surgió su colaboración en ‘El hormiguero'?
—Había ido ya un par de veces de invitado y en la tercera o cuarta, Jorge Salvador (co-director del programa junto a Pablo Motos) me dijo que estaba en una lista para ser colaborador en la siguiente temporada. No me lo creí.

Pero fue verdad.
—Y tanto. Me hicieron una prueba y luego me enteré de que todo el mundo acabó aplaudiendo. Ya son seis años y es una de las secciones que más han aguantado, y eso, en un programa que busca tanto la novedad, es un triunfo del que estoy orgulloso.

¿Cómo es Pablo Motos?
—Un tío muy trabajador e inteligente al que nunca le podré agradecer la oportunidad que me dio.

¿Vería ‘El hormiguero' si no trabajara en el programa?
—Le puedo asegurar que he visto siempre el programa de televisión; sobre todo, porque conozco a muchos de los colaboradores.