Laurent no es el primer niño en completar una hazaña así: en 1994, el estadounidense Michael Kearney se graduó con 10 años en la Universidad de Alabama del Sur, donde estudió Antropología y fue distinguido con el «World Guinness Record» al graduado universitario más joven, un reconocimiento que todavía ostenta.
«Empecé la escuela primaria con 4 años, pasé a la secundaria con 6 y entré en la universidad el pasado marzo, con 9 años», relató Laurent a Efe durante una entrevista en la Universidad Técnica de Eindhoven (Holanda), donde recibe clases particulares.
El «pequeño Einstein» no sigue un plan de estudios común, explicó a Efe su madre, Lydia Simons, quien aclara que «él va a su ritmo».
«Los lunes me presentan los cursos que daré esa semana, los martes tengo prácticas, los miércoles es mi día de estudio, los jueves tengo tutoría con los profesores y los viernes hago exámenes», explicó Laurent, quien, según su madre, «si no quiere hacer un examen en el día previsto, puede posponerlo».
El objetivo de este niño, cuyo coeficiente intelectual se cifró en el valor máximo de 145 puntos, es «conseguir extender la vida» a través de la creación de «órganos artificiales», una actividad que, según Laurent, «podría llegar a conseguir la vida eterna».
Por el momento, Laurent se encuentra trabajando en su proyecto de final de grado: un chip electrónico conectado al cerebro.
Pese a su brillante currículum académico y sus aspiraciones profesionales, Laurent, que se ha convertido en toda una estrella mediática en Bélgica y Holanda y cuenta con más de 43.000 seguidores en Instagram, sigue siendo un niño a quien le da vergüenza hablar delante de la cámara y es difícil arrancarle más de dos palabras seguidas.
«Me gusta jugar con mis amigos, jugar a videojuegos, estar con mi perro y ver Netflix», explica el pequeño, que todavía mantiene su círculo de amigos de la escuela primaria, aunque, según especifica, con ellos no habla sobre la universidad.
Fue precisamente en el colegio cuando sus maestros se dieron cuenta de que aprendía las cosas «muy rápido» y estudiar para él era «muy fácil», en palabras del chiquillo.
«No me aburría en clase porque me enseñaban las cosas que hacían los chicos más mayores», confiesa Laurent, a quien con 6 años sus primeros profesores le dijeron que no podían enseñarle «nada más», reveló su madre.
Los abuelos del pequeño fueron los primeros en darse cuenta de que Laurent «era especial», explica Lydia Simons, que por motivos de trabajo dejó a sus padres al cuidado de su hijo durante su primera infancia, que la pasó en Ostende (Bélgica).
«Al principio no les hicimos mucho caso porque para los abuelos sus nietos siempre son especiales», bromeó la madre de Laurent, que más tarde se dio cuenta de que su hijo «no conectaba con el sistema escolar».
«Yo no me siento especial por estar en la universidad», asegura por su parte Laurent, a quien, no obstante, le gusta sentirse «un poco famoso» cuando la gente le reconoce por la universidad y le pide fotos, según cuenta.
En opinión de la madre, la acelerada vida académica de su hijo y la presión mediática a la que éste se ha visto expuesto durante el último mes «no le roba su infancia» ya que «su vida universitaria y su vida personal están muy separadas».
«Él juega al 'Minecraft' en la consola, ve series de Netflix y juega con pistolas de agua», sostiene Lydia Simons, quien cree que Laurent «hace las mismas cosas que cualquier niño de 9 años», con la diferencia de que él «sabe más».
Los Simons opinan que no hubiera sido posible obviar la inteligencia de su hijo y que, por el contrario, «es importante darle a Laurent la oportunidad de continuar desarrollándose académicamente».
«Ha sido difícil, porque es algo que nunca antes has experimentado y que nadie ha vivido», confiesa la madre, que considera esencial «escuchar» a su hijo para «saber que está pensando, por lo que está pasando y qué quiere hacer después».
Al finalizar su ingeniería, Laurent quiere estudiar un doctorado y formarse en medicina, aunque por ahora sus padres todavía negocian con él la hora a la que debe apagar Netflix e irse a la cama.
12 comentarios
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Veo a muchos ilustrados por aquí, dudando de la capacidad del chavalín. Desconocéis la capacidad que puede tener una persona superdotada... y se asoma vuestra ignorancia. Sé (conozco) de una persona, que en 3 años era juez (2 años Derecho cuando eran 5), y 1 aprobó la judicatura. Ese chaval tiene 145 de coeficiente, así que mejor no digáis tantas tonterías...
@bocadill de ques, el nivel que demuestra ese cerebro deja a los créditos para los del monton. Sigue pelando codos como el resto de los mortales que las envidias son malas.
Es imposible hacer 240 creditos (60 por anyo) en un solo curso. Que se lo cuenten a otro por muy superdotado que sea el ninyo.
Da gusto ver como opinan gente que ha estudiado ingeniería. Yo paleto ilustrado y reconocido he tenido que informarme de dichos estudios por el dios Google. Así da gusto ver lo que opina gente con formación. Y no solo esto, su léxico elaborado.
Mi más sincera enhorabuena al niño, pero aqui un grado en ingeniería son cuatro años, más trabajo fín de grado. No cuadra que puedan resumir una carrera así en nueve meses, es materialmente imposible,por falta de tiempo efectivo.
La unanimidad en los planes de estudios por universidades y paises brilla por su ausencia. En este sentido nos llevamos la palma. Espanya es uno de los paises donde ma's se exige a los alumnos de ingenierias y ciencias en comparacion con otros paises. Nadie duda de la capacidad de este ninyo, pero esta' claro que lo que se le ha exigido dista mucho de lo que se exige en Espanya para esa titulacio'n.
¿Y esto es posible en la educación española? No es que no haya genios en España pero el sistema educativo español impide que estos niños dotados sean identificados correctamente y educados por otros medios alternativos que les permitan llegar a la universidad antes de la edad en la que les toca.
Yo estudié ingeniería eléctrica.35 asignaturas cuatrimestrales con sus prácticas y proyecto.Pongamos una media de 250 páginas por asignatura..Este niño entró en la facultad con 9 años y con 9 ha terminado...Seguro que es un genio,pero no le han exigido lo mismo que a los demas.
Hoy veo que opinan los psicólogos de pago, por todos los comentarios aleccionadores, como si lo supieran todo y los otros nada.
Si no le das al niño lo que su mente necesita se terminará frustrando y ahí sí será un desgraciado. Hay que ayudarle a que ejercite esa cualidad sin olvidar que es un niño de 9 años. Por lo que parece en la noticia, los padren han sabido mantener el equilibrio entre ambas cosas. Le deseo un futuro brillante.