En tiempos de alerta sanitaria por el brote de coronavirus, la solidaridad y los gestos desinteresados surgen de la forma más imprevista. En la puerta de un supermercado, una ciudadana china pone mascarillas caseras a los clientes de forma gratuita y con una sonrisa como regalo. | Carlos Montes de Oca

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En tiempos de alerta sanitaria por el brote de coronavirus, la solidaridad y los gestos desinteresados surgen de la forma más imprevista. En la puerta de un supermercado, una ciudadana china pone mascarillas caseras a los clientes de forma gratuita y con una sonrisa como regalo. Se llama Xiao Yun, tiene 30 años y apenas lleva cinco meses en Baleares después de vivir en Madrid durante unos meses.

Con unas toallitas y una botella de alcohol, esta pekinesa realiza mascarillas caseras para poner a la gente nada más acceder al supermercado.

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«He visto que mucha gente entra aquí sin mascarillas y eso es una irresponsabilidad. En China todos estamos obligados a llevarlas siempre y lo único que pretendo es que la gente las lleve para combatir el virus» apunta Xiao como puede en castellano. También las cajeras, que llevan una mascarilla más comercial, le piden una de las suyas porque «son mucho mas cómodas y huelen tan bien...».

Xiao Yun nos muestra cómo hacer una mascarilla. Primero coge una toallita, las dobla, corta una parte de cada lado, les pone alcohol y ya están listas para usar.