El expresentador y entrenador de boxeo Jero García, junto a un grafiti, esta semana, a las afueras del Port de Pollença. | Guillermo Esteban

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En la tribu de Jero García falta un grandullón barbudo con aspecto de vikingo que se desplazaba en una Harley. Un tipo culto que tenía un gran sentido del humor y lo mismo escribía una columna brillante como lanzaba un gancho al hígado. El periodista David Gistau falleció el pasado 9 de febrero, a los 49 años, por una lesión cerebral. Un duro golpe para Jero, expresentador de Hermano mayor y entrenador de boxeo. El coronavirus le dio un segundo puñetazo cuando iba a abrir otro gimnasio en Madrid y el bicho lo paró todo. Jero sufrió, se recuperó y estos días descansa en el Port de Pollença con su familia.

¿Cómo ha vivido la pandemia?
–La he pasado fatal. Pensé en acabar el segundo libro, aprovechar para estar con mis hijos y con mi mujer, pero a los 10 días me vine abajo. Estaba en el sillón y sentí que alguien se sentó a mi lado, me tocó la espalda, lo miré y era David (Gistau). Me dijo: ‘Llora, tío. Llórame'. Y el llanto me duró un mes, pero con pastillas y psicología online.

Gistau escribió que usted tenía un don para interpretar las personalidades. ¿Cómo era la suya?
–Yo siempre digo que en la vida eres igual que en el ring. David boxeaba como escribía. Tocaba con la mano izquierda y, cuando menos te lo esperabas, te cruzaba la derecha. En su primera columna en Abc dijo que llegaba con la camisa por fuera, pero yo añadiría que también con dos botones desabrochados, a pecho descubierto. A David no sólo le echamos de menos sus amigos, sino toda España.

Usted se reinventó y dio clases ‘on line' de boxeo en el confinamiento.
–Creo que mi deporte, en varios momentos de mi vida, ha sido una terapia para mí. Debería vivir tres vidas para agradecer todo lo que debo al boxeo.

Participó en El crack cero, de Garci, un director ninguneado.
–El cine y la televisión me han defraudado mucho por las etiquetas. El feo a la película El crack cero no se puede hacer. De hecho, no me apetece hacer más cine porque me ocurrió otra cosa. Se iba a grabar una serie de la historia de la boxeadora Miriam Gutiérrez y resulta que cuando entra como concejala con el PP prohíben hacerla. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?, ¿por qué se mezclan estas cosas?

Ha vuelto a hacer televisión tras Hermano mayor, pero en forma de comentarista de boxeo en la plataforma DAZN. ¿El Noble Arte ha recuperado interés?
–Creo que ha sido un cúmulo de circunstancias. Boxeadores con carisma como Kerman han disparado todo esto y, también, los entrenadores hemos conseguido que se vea que hay un boxeo comercial. Hubo un programa en este país cuyo presentador, que se dedicaba a educar socialmente, era boxeador y eso ayudó. Hermano mayor ayudó a la promoción del boxeo.

Mike Tyson volverá al ring con 54 años el próximo 12 de septiembre, en Los Ángeles. ¿Es arriesgado?
–Esa pelea como entrenador la prohibiría, pero como aficionado voy a ser el primero en verla (risas). El boxeo es peligroso. Yo me he subido 70 veces a un ring y 70 veces me he jugado la vida. Gente con más de 50 años, ahí arriba, con la vida que ha tenido, se la está jugando.