Con ella analizamos la situación actual del lujo en la Isla y también cómo la pandemia de la COVID-19 está afectando a la moda. Maite quizás sea una de las personas que más sabe de moda y lujo de España, además es conocida por ser una de las grandes anfitrionas de Mallorca, y una experta gastrónoma. Conversar con ella nunca defrauda, existe un estilo Maite Arias.
¿Qué le atrajo de Mallorca para dejar Eivissa y trasladarse aquí de forma definitiva?
–Nunca he dejado Eivissa, al principio era solo mi lugar de vacaciones hasta que decidimos hacer inversiones allí. Era una Eivissa muy distinta a la de hoy, nada que ver. Mallorca la conocí posteriormente y llegué recomendada por amigos y sobre todo porque estaba aquí el restaurante de Miguel Arias, Flanigan, que insistía que Mallorca era más para nosotros. En esa época yo no conocía nada de la Isla, era muy de Eivissa. Fue entonces cuando abrimos en Puerto Portals, y aunque algunos se reían de nuestro atrevimiento diciendo que íbamos a durar menos que nada, ya llevamos treinta años.
Treinta años vendiendo moda difícil de acceder a ella, difícil de tener en tienda y difícil de vender, pues es de lujo máximo.
–Hay que cumplir una serie de requisitos que las marcas de lujo exigen lógicamente. No todo el mundo puede vender este tipo de artículos. Antes éramos más, ahora en España cada vez somos menos los que nos dedicamos a este sector del lujo. En Mallorca nos salva el cliente que tenemos, su cosmopolitismo e internacionalidad, algo que no sería posible en una ciudad como Bilbao u Oviedo. Estoy tan agradecida a Mallorca, tan entusiasmada con la Isla que cada vez me gusta más y cada vez le veo mejor futuro. Soy el cincuenta por ciento bilbaína y el otro cincuenta totalmente mallorquina.
¿Cómo definiría el lujo?
–Me fío mucho de mi intuición, se percibe, se siente aunque no se vea y aunque hay una definición académica que dice que es el exceso de algo, para mi el lujo en moda es eso que quieres llevar que sea diferente y de calidad.
¿Cuántas colecciones ve al año?
–Unas diez por temporada y de primeras marcas, en competencia. Hoy día las colecciones son muy grandes porque tienen que satisfacer a clientes del mundo entero. No es lo mismo vender en Asia que en la costa española. Cada diseñador tiene su propia alma. Valentino, por ejemplo, significa lujo romántico, y dentro de esa gran colección eliges lo que satisface a tu mercado. Es muy importante conocer tu mercado, eso se llama ser profesional de la moda pues vives todo el tiempo en ello, acabas adquiriendo una gran cultura de la moda porque es tu vida, tu día a día. En 2008, fruto de la crisis, decidimos crear nuestra propia marca haciendo un producto de muchísima calidad pero a un precio más asequible que en aquel momento exigía el mercado. Funcionó muy bien.
¿Cómo se enfrenta uno a una crisis inesperada como la que estamos viviendo?
–Lo primero es asumirlo, y también y muy importante es tener unos ahorros para los posibles imprevistos, que siempre pueden surgir. Esto nuestros padres lo tenían clarísimo. Ya lo dice la Biblia, siete años de opulencia anuncian siete años de vacas flacas. Nuestra generación ha sido la del privilegio así que hay que asumir lo que venga con dignidad.
¿Qué le atrajo de la moda?
–Siempre quise ser elegante y diferente, desde niña. Incluso ahora, con el mundo parado por la COVID-19 y sabiendo que nos va a afectar a todos, y que no podremos ir a ver ni las colecciones en la casa madre y que hemos tenido que verlo todo online, he disfrutado muchísimo. Los diseñadores han hecho colecciones que son una continuación de lo que ha funcionado este año. Estoy segura de que cuando todo pase habrá una revolución enorme en la creatividad porque de todo se aprende. Ahora es momento de conservar, no habrá grandes sorpresas. Será una crisis de un par de años.
¿Cuál es el estilo Maite Arias del que muchos hablan?
–Me gusta la provocación, solo en la forma de vestir, me gusta arriesgar. Adoro a Isabel Preysler, es encantadora, pero su estilo no me gusta porque nunca arriesga, siempre va sobre seguro, y claro siempre esta perfecta pero no aporta nada. Claro que siempre que arriesgas te puedes equivocar, pero eso es lo divertido. La moda es lo más divertido, es lo único que puedes cambiar a diario. No es fácil cambiar de casa, ni de marido, ni de piel, en cambio jugar a cambiar de look se puede hacer a diario y es divertido.
A eso algunos le llaman frivolidad…
–No estoy de acuerdo en absoluto porque define mucho a una persona su forma de vestir. En lo primero que me fijo es en los zapatos, y después en el tipo de joya que la persona luce. Me encanta el lujo oculto, lo que no se ve pero se presiente. Hoy somos mucho más confortables a la hora de vestir afortunadamente, el lujo está en los acabados. No soporto la chapuza.
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Traje blanco tipo sábana y cadenas, fantasmilla.