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Podría ser una broma, como pensó el operador telefónico de la fundación medioambiental que se topó con esta situación. Los más escépticos apuntarán a una ingeniosa campaña de marketing, pero parece que tan solo es una casualidad mágica de Navidad: un joven koala encaramado al árbol de polizón en una casa ha sacado una sonrisa a medio mundo.

El árbol de Navidad de los McCormick, una familia australiana, ha recibido el adorno más inesperado. Según informan medios internacionales como The Guardian o ABC, Taylah, de 16 años, fue la última en salir de casa ese día, cerciorándose de que el perro se quedara en el exterior y que las puertas permaneciera cerradas y las luces apagadas.

Cuando todos regresaron a su residencia, en una localidad de Adelaida, encontraron algo diferente. Pensaron que la mascota de la familia se las había ingeniado para colarse porque muchos objetos estaban por el suelo. Al mirar arriba descubrieron un koala encaramado al árbol adornado. Aunque fuera viejo y de plástico, el animal intentó comerse sus hojas.

«Estaba bastante enredado con las luces y nosotros en estado de shock», recordaba Amanda, la madre.

Por su parte, la fundación 1300koalaz, que trabaja sobre el terreno para que este símbolo de Australia recupere su esplendor, ha comentado la situación en su página de Facebook, y explica que la persona que descolgó el teléfono «al principio pensó que era víctima de una broma».

«Pero no, un koala desesperado por conocer el espíritu navideño había entrado en la casa de Amanda McCormick y decidió que quería ser la estrella del árbol de Navidad». «Gracias Amanda por las magníficas fotos y por asegurarte de que este pequeño koala cumpliera su deseo, aunque fuera solo por un tiempo», escribieron en una publicación que rápidamente se ha viralizado.