La Cumbrecita aúna lo mejor de las dos ‘Córdobas’: la argentina, de donde proviene Gustavo, y la española, que vio nacer a Isabel. | Alejandro Mendoza

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Abrir un restaurante en mitad de una pandemia podría ser una buena definición de nadar a contracorriente. O de valentía. Más si cabe en una localidad de clase trabajadora como Son Ferrer, en Calvià, donde buena parte de su población vive de una forma o de otra del turismo. Pero Gustavo Fernando Molina y su socia, Isabel Ramírez, apostaron «por una esquina a la que nadie le tenía fe» y montaron en junio La Cumbrecita, un establecimiento que combina la gastronomía argentina y la andaluza. «No tengas miedo, los negocios nacen en momentos de crisis», le dijeron.

La Cumbrecita aúna lo mejor de las dos ‘Córdobas': la argentina, de donde proviene Gustavo, y la española, que vio nacer a Isabel. De su cocina salen hamburguesas, bocadillos, platos combinados y parrilladas con todo tipo de cortes de carne, especialmente los que más recuerdan a un asado como la entraña y el vacío. De su tierra natal, Gustavo también ha importado las empanadas, dulces y saladas. El toque andaluz lo ponen, por ejemplo, los buñuelos de bacalao, y sobre todo, los churros mañaneros.

Gustavo Fernando Molina es, junto a Isabel Ramírez, el responsable de este establecimiento en Son Ferrer.

Todo lo que ofrece en su carta habitual se puede pedir para llevar llamando al 971 69 27 32 y pasando a recogerlo en el número 10 de la calle Mussol. Al saber que debía cerrar su local, Gustavo tuvo claro que no se quedaría en casa. «Prefiero venir a vender café y que la gente esté contenta», sostiene. Mantener abierto el restaurante le ayuda a «salvar los gastos, que son muchísimos», consciente de que sólo luchando podrá afrontar una situación económica que define como «tremenda y difícil».

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«La fe y las ganas» que muestra le han llevado a hacerse un nombre en el poco tiempo que lleva en Son Ferrer: «Poco a poco la gente nos iba conociendo y ahora ha venido esto, pero trabajamos todo el día para que La Cumbrecita triunfe», comenta convencido. Molina llegó a España en 2008 procedente precisamente de La Cumbrecita, un pequeño pueblo situado en las Sierras Grandes de la provincia argentina de Córdoba. «Mi lugar natal se parece a Son Ferrer, por lo que tuve claro cómo llamar al restaurante», concluye.

El bar está en la calle Mussol.

Churros con chocolate

La oferta de churros con chocolate triunfa en las mañanas de Son Ferrer. La Cumbrecita saca a relucir su lado andaluz y marca la diferencia a la hora de ofrecer unos desayunos en los que también los bocadillos piden paso. Y, por supuesto, el café. «Café, a todas horas», dice su propietario.