Mireia Serra, en la terraza de su casa, en el barrio barcelonés del Raval, rodeada de algunos personajes que ha dibujado. | Carme Escales

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De niña, en Inca, a Mireia Serra era mucho más fácil encontrarla dibujando en cualquier momento que divirtiéndose con juguetes. Lápices en mano, se sentía tan bien que decidió que de mayor sería ilustradora. Al acabar COU cursó dos años de Ilustración en la Escola d'Arts i Oficis de Palma, y con 20 años dejó la Isla para seguir formándose como ilustradora en Barcelona, la ciudad donde nació, y que dejó a los 7 años con su familia para instalarse en Mallorca. Su padre se dedicaba a la industria del calzado y en Inca, además de ocuparse en ello, junto a su madre fundaron un esplai en el que Mireia compartió infancia y adolescencia con niñas y niños, amigos que hoy aún conserva y sigue visitando en sus escapadas a la Isla. «Quiero mucho a sa Roqueta y la Serra de Tramuntana. Es oxígeno para mí», dice.

Pero su vida profesional la llevó a viajar. Ha trabajado para productoras de series de dibujos animados de Irlanda –donde ha vivido–, y ha dibujado para series de Estados Unidos, Francia, Italia y España. Su historia laboral respira aires de cuento, porque dibuja vidas animadas. Como storyboardista, se mete en la piel de los personajes, convierte un guión en una narración visual donde los protagonistas interactúan. Pero la esencia de cuento también alcanza su dimensión más personal, por su cariño a una dedicación que hizo diana en su vida. Solo una semana después de empezar a trabajar en una productora, Mireia caminaba por la calle escuchando la canción The Verve, de Bitter Sweet Symphony y, de repente, la invadió una gratificante sensación de haber puesto los pies en el trabajo de su vida. «¡Me sentía tan feliz!», recuerda. «Llevo más de 20 años haciendo esto y le sigo agradeciendo a la vida que me haya ido así», añade.

Imágenes de tres de las series para las que ha dibujado Mireia Serra:
‘Les Tres Bessones', ‘Pumpkin Reports' y ‘Sadie Sparks'.

De guión en guión, Mireia se ha adentrado en el alma de Les Tres Bessones en su última temporada, Juanito Jones, Puffin Rock, o en la serie mallorquina Rupert i Sam. Adora su trabajo. Su labor da forma al esqueleto de lo que será la serie animada, es una de las piezas del engranaje. «En todo el proceso hay muchos roles y muy específicos, y ese trabajo en equipo es apasionante», afirma. Puede pasar 8, 9 o 10 horas al día dibujando, y cuando finaliza, aparte de viajar y visitar a amigos, crea sus propios dibujos. El 80% de los que cuelga en su Instagram, @mireiaserr, son su divertimento.

Mireia también imparte clases de un grado universitario de Animación en Barcelona, y de un curso de Storyboard en Dinamarca. Anima a quienes adoran, como ella, dibujar, pues –dice– «ahora hay muchísima producción y demanda de animación, efectos especiales y 3D, y el talento en ello está muy buscado, se vive un boom y hay muchas opciones para formarse».

Cuando ella contemplaba el cómic como dedicación, Max, el dibujante de cómic (Francesc Capdevila) afincado en Mallorca, era su referente, pero al descubrir la animación, se desplegó su camino. (www.mireiaserrastory board.cat).

La ‘storyboardista', en el espacio de su hogar en el que dibuja habitualmente.