«Pensamos que sería la ocasión perfecta para lanzar esta iniciativa, ya que hoy todos los mensajes son tristes, con imágenes de abuelos y abuelas solos, puede que incluso golpeados, un día en el que las noticias nos hablan sobre las malas praxis de algunas residencias, y poco o nada sobre aquellas que abren sus puertas conscientes de su labor. Menos se habla todavía de qué podemos hacer para solucionar esta falta de valores colectiva, de amor y respeto a nuestros mayores», denuncia María Martín, de la agencia La Indiscreta.
Vistosos modelos
Las internas lucieron modelos cedidos por Vicky Pinar, de Maricastaña, quien preparó los outfits más frescos, divertidos y modernos. Por su parte, Sara Rigo y Richard Leal, de Moure Estilistes, se ocuparon del maquillaje y la peluquería, respectivamente. La sesión de fotos y video fue obra de un grupo de alumnos del Grado Superior de Iluminación del CEF.
Regina Frau, directora y fundadora del Centro de día Avante, relata cuánto disfrutaron «poniéndose guapas» sus ‘chicas de oro' –como llama cariñosamente a las internas–, tras la finalización de esta jornada celebrada el pasado 2 de junio. «Yo misma pude emocionarme al ver el brillo en sus ojos mientras deslizaban una barrita de carmín sobre sus finísimos labios», expresa Maria Martín, antes de blandir un apasionado alegato para justificar esta colorida acción: «Son personas muy mayores, octogenarias, afectadas por alzheimer en muchos casos, viviendo el eterno día de la marmota. Una rutina llena de ratos muertos y poca atención, sienten que sobran, que molestan… Son un colectivo que ha sufrido el abandono y la soledad pandémica como nadie». Nuestros ancianos, que son y serán por siempre modelos a seguir, disfrutaron transformándose en modelos por un día.
‘Modelo por un día', sensaciones
«Repetiría la experiencia, me hizo sentir más joven», afirma con un brillo en los ojos Joana Servera. Maria Mesquida es de su misma partida, asegura que «disfruté mucho». El contrapunto lo encontramos en otra interna, la gallega Carmen Calviño, que aprovechó para dejar un recado: «Hay que mostrar a todo el mundo, especialmente a los políticos, que los ancianos estamos un poco dejados de la mano de Dios. Necesitamos más residencias pagadas por el Estado». Para Carmen, la verdad es tozuda y no admite dobleces.
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