A María Antonia la conocimos gracias a Fotos con historia en ruta por Mallorca, que este año ha prestado su apoyo, en cuanto a difusión, a Aspanob, asociación que ayuda a los padres de niños con cáncer, a la que pertenecen. Según nos cuenta María Antonia, esta extraña enfermedad que tiene su hijo se la detectaron a raíz de haberle descubierto otra, la leucemia, por la cual sufrió un trasplante de médula en 2019, estando ella en estado de buena esperanza de su quinto hijo, lo cual, parece ser, ha hecho que la superara.
«A raíz de esto, enviaron su sangre al departamento de enfermedades raras y fue cuando le detectaron el síndrome de Mirage… Aunque yo, a nada de nacer, vi que llegaba a este mundo con algo que no era bueno. Y lo detecté enseguida que abrió los ojos. Porque cuando el niño asomó la cabecita, el médico me dejó que lo sacara yo… Y cuando le cogí, y estiré suavemente, abrió los ojos… Entonces me llamó la atención algo en su mirada… Parecía como si tratara de trasmitirme un ‘Hola mamá, tengo un problema'. Y es que las madres, como somos las que mejor conocemos a los hijos, siempre vemos algo en ellos que los demás no ven y… Pues sí, con sus ojitos me decía que llegaba con un problema». Y no se equivocó.
24 horas de guardia
Como el niño requiere una atención total durante las 24 horas del día, María Antonia pidió permiso para cuidarlo, acogiéndose a lo que se denomina ‘Reducción por cuidados de pacientes enfermos'. El niño, a simple vista, está bien. Puede que su estatura no corresponda a la de un niño de su edad, pero su comportamiento es como el de otro niño, aunque mucho más activo. Vamos, que no para… «Pero, por falta de defensas, no puede ir al colegio como cualquier otro niño, ni tampoco puede hacer vida, digamos, normal, y… Pues como no para de moverse, ni de ir de un sitio a otro, siempre has de estar a su lado, vigilándole. De guardia permanente. Por ello me he quedado yo a su lado, mientras que mi marido sigue trabajando…». En cuanto al futuro de Aitor, «será como el de una persona normal, podrá estudiar, trabajar, pero controlándose de por vida, teniendo que ir una vez al año a Barcelona para hacer una revisión. Pero por lo demás, sin ningún problema».
Aprecias más las cosas
Con toda seguridad, María Antonia podría escribir un libro, pues son muchas las cosas que han ocurrido en torno suyo y de su familia, pero ella prefiere mirar hacia adelante, dando por bueno lo hecho y sin perder de vista al pequeño. «Lo bueno de todo esto –añade– es que esta situación hace que aprecies más que antes lo que tienes y a vivir el presente, desentendiéndote de muchas cosas, entre ellas de las vacaciones, centrándote en tu hijo, pendiente siempre de que no tenga un rechazo, de que se tome la medicación, vitaminas y tres tipos de jarabes…».
Agradecidos a Aspanob
Ella confiesa que le gustaría reincorporarse al Ejército, aparte de que tiene ganas, significaría que todo ha ido bien, que el niño no precisa de los cuidados que ahora tiene… «Pero no sé si eso será posible, pues tengo cuarenta años y a la tropa, a la que pertenezco, a los 45 nos licencian, causamos baja, pasando después a la vida civil». María Antonia quiere dar las gracias a Aspanob por la gran obra que está haciendo apoyando a los padres con hijos enfermos de cáncer. «Yo llegué hasta ellos desde Son Espases, donde el niño estaba ingresado. Y ellos, no solo nos han aceptado, sino que nos han apoyado y ayudado mucho, sobre todo las veces que hemos ido a Barcelona por el niño. Porque, además del apoyo moral, que es mucho, nos han facilitado un techo durante el tiempo que hemos estado allí, un techo de uno de sus pisos tutelados. Eso, y saber que en todo momento están a nuestro lado. Y sin pedirte nada a cambio...Y es que, ¿sabe?, somos como una familia, en la que nos ayudamos los unos a los otros. Por ello, ¡muchas gracias!».
El apunte
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