Luis Aznar, en los jardines del Hotel H10 Punta Negra, en Costa den Blanes, con la chaquetilla donde se ve el logo de Chefs Sans Frontières. | Pilar Pellicer

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Mucho se habla del producto local y de kilómetro 0. Pero a veces se olvida que detrás de estos conceptos tan de moda están personas que realizan un trabajo arduo y arriesgado que no suele recibir la recompensa que se merece. Y si encima se enfrentan a situaciones inesperadas, como ataques de perros a sus ovejas, tormentas torrenciales que arruinan cosechas, o plagas, entonces su desamparo crece de forma exponencial. Para ayudar a los pequeños productores ha nacido la asociación Chefs Sans Frontières (CSF). Su promotor, el cocinero Alan Coxon, ha elegido a Luis Aznar, chef del Hotel H10 Punta Negra, en Costa den Blanes, como embajador de España.

«Conozco a Alan desde hace mucho tiempo porque desde hace años Koldo Royo y yo vamos a Bruselas al International Taste Institute», explica Aznar.Se trata del evento líder mundial en evaluación y certificación de alimentos y bebidas para el consumidor por parte de profesionales. En esta feria se ayuda a miles de empresas de todo el mundo a mejorar la calidad de sus productos y a aumentar sus ventas con la reconocida certificación Superior Taste Award.

Chefs Sans Frontières es un intento de apoyar a los pequeños productores de alimentos artesanales cuando estén en dificultades, pero también busca preservar las herencias culturales globales y siglos de tradiciones culturales que hoy están sufriendo los efectos del calentamiento global. «Desde que Alan me propuso esta idea me encantó, sobre todo por la idea de ayudar a los pequeños productores que lo estén pasando mal. Mi idea es hablar con los productores de Mallorca y buscar un delegado en cada comunidad», añade Aznar, que este año cumplirá su decimoctava temporada al frente de los fogones del Punta Negra.

Los fondos recaudados por CSF se destinarán a la compra de equipos, productos y ganado vitales, como nuevos rebaños de ovejas y cabras para los agricultores, colmenas de abejas y semillas de flores silvestres para los productores locales de miel. También se ha pensado en la plantación de árboles de pistacho y olivares, y en barcos para pescadores. Estos son algunos de los negocios que en el pasado han sufrido pérdidas por desastres naturales. Para lograr estos recursos, los miembros de la asociación están elaborando diversas fórmulas como la organización de eventos específicos para esta asociación, otros donde se destine una parte de la recaudación a la misma, además del apoyo de restaurantes y hoteles, que quieran destinar parte de su recaudación de algún día en concreto a este proyecto. «También está la idea de editar y publicar un libro con una receta de cada embajador y las ventas irían destinadas a hacer una hucha para tener recursos. El caso de las subvenciones públicas es más complicado porque no se pueden pedir antes de que surja el problema y cuando se solicitan pueden tardar demasiado y el productor no podría esperar tanto tiempo».