La piel no es homogénea en todo el cuerpo.

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Llega el verano, los días de playa...y las temidas quemaduras. Hay que ir con cuidado y protegerse correctamente ante el sol. Y esto implica, cómo no, elegir bien la protección solar que se utiliza. No se recomienda usar el mismo protector solar para la cara que para el resto del cuerpo. La razón es simple: nuestra piel no es uniforme en todo el cuerpo, sino que cambia su grosor y su sensibilidad en algunas partes, como la cara, las piernas o la espalda.

No valen las excusas de «Yo soy moreno» o el típico «Nunca me quemo». Hay que echarse siempre crema para evitar quemaduras. Los expertos aconsejan que el factor de protección sea siempre, como mínimo, de 20. En el caso de la cara, es mucho más sensible. También hay que tener en cuenta si tenemos la piel seca, mixta o grasa para poder encontrar una crema solar adecuada. En el caso de tener el rostro seco o mixto, lo mejor es optar por un protector solar en crema. Bajo ningún concepto si tenemos la piel grasa, pues nos producirá mayor brillo y obstruirá los poros. En este caso cabe optar por un protector en formato gel. Si tienes acné, el factor mínimo recomendado es de 30.

El resto de la piel del cuerpo es más resistente y suele estar tapada por la ropa, a cubierto del sol. En este sentido, aunque es más dura, hay que proteger con mayor asiduidad algunas zonas -a las que es recomendable subir el factor de protección a 30 o 50-, como son los lunares, los tatuajes, o las zonas en las que tenemos alguna herida.