El equipo de Ludoteca de Jardí, compuesto por carpinteras, arquitectas y pedagogas, crea espacios de juego autónomo para devolver el recreo a la calle
El equipo de carpintería de Ludoteca de Jardí trabaja en una nave de la ‘possessió’ de Ca’n Raió, que data del siglo XVI, en el pequeño ‘llogaret’ de Laiar, ubicado en Sencelles. En la imagen, Sara Riera trata un poste de madera. | Pere Bergas
¿Quiénes son los artífices de los juegos con los que exploran y se recrean los niños de nuestros días? Sus ludotecas han salido a la calle en medio millar de ocasiones y diferentes patios de escuela cuentan con sus juegos y estructuras. El proyecto Ludoteca de Jardí nació en 2014 de la mano del maestro carpintero Xavier Bernadet y la pedagoga Ainhoa Ansoleaga, con el objetivo crear espacios para conectar a la gente a través del juego.
«Ludoteca nace con el objetivo de devolver el juego a la calle. En mi proceso de formación observé que nos encontramos en una crisis de padres y madres helicóptero, es decir, que pululan constantemente entorno a sus hijos. Los niños también necesitan libertad, y no disponen de un solo minuto de juego sin estar tutelados Además, otro objetivo es recuperar el juego en la edad adulta», afirma Ainhoa, especializada en pedagogía respetuosa, en el diseño de ambientes de juego de libre circulación en las escuelas, así como en Terapia Gestalt.
Con el paso de los años, el equipo de Ludoteca ha ido creciendo, con expertos en diferentes campos. Su taller se encuentra en la antigua possessió de Ca'n Raió, en el llogaret de Laiar, en Sencelles. Allí Xavier trabaja con tres carpinteras; Elbia Cedrés también es educadora ambiental, Sara Riera, educadora infantil y Elena Mateos es arquitecta técnica. Todas coinciden en la satisfacción producida por el trabajo manual y la libertad creativa de la carpintería. Su catálogo dispone de más de 70 juegos, de fabricación artesanal con madera de pino silvestre o abeto que, aunque recibe un tratamiento, se deja con su color original.
Otro campo de Ludoteca es la creación de módulos de juego para patios de escuela, como en el nuevo Liceo Francés de Sa Teulera o en los CEIP Mestre Pere Garau, en Son Macià, o Cas Saboners, en Magaluf, que cuentan con sus instalaciones, donde los niños desarrollan toda clase de competencias, como las matemáticas, la motricidad fina o la gestión de las emociones y las relaciones personales, entre muchas otras. «Dejamos de salir a la calle con las ludotecas, pero en los años de pandemia se abrieron los patios como espacios educativos», dice Xavier.
Y el encargado de desarrollar los diseños 3D de juegos, patios y parques es el arquitecto y grafista Jordi Calvet. Además del diseño de los espacios de juego, Ainhoa se dedica a la formación de docentes en pedagogía respetuosa:« De forma clásica, la mirada a la infancia es ver al niño como un ser humano pequeñito, a la espera de crecer, que no entiende, y al que se le restringe cualquier desacato a la autoridad. La pedagogía respetuosa es mirar al niño desde la comprensión y el respeto, y comprender el proceso de aprendizaje. Se habla mucho de dejarles un planeta mejor a nuestros hijos, y yo hablo de dejarle mejores hijos a nuestro planeta», concluye.
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