Chapoteando en la playa con más ropa que con la que hoy paseamos por la calle o paseando por la calle, helado de naranja en mano. En el estío de hace un siglo, seguía apretando el calor, aunque los remedios para combatirlo, eso sí, no eran los mismos que en la actualidad. Prueba de ello son los cientos de souvenirs veraniegos que conserva la Biblioteca Nacional de España (BNE), entre los que se encuentran carteles turísticos, postales con bañistas en la playa o hasta etiquetas de hoteles de la época. Son los llamadados «ephemera», productos creados en su tiempo para un fin específico (informativo, publicitario o meramente lúdico), pero que se han convertido en un importante testimonio del tipo de vida en una determinada época pasada, en este caso, del verano de la época.
«Contamos tanto con colecciones de carteles como de etiquetas de hoteles, el perfecto reclamo publicitario para realizar viajes a otros lugares», asegura Rosario Ramos, jefa del departamento de «ephemera» de la BNE. Y es que, a falta de redes sociales como en la actualidad, los balnearios y hoteles del siglo XX solicitaron carteles publicitarios para dar a conocer sus establecimientos. Además, el Estado por su parte también propulsó la cartelería hostelera para impulsar el turismo nacional. Todas estas imágenes dan fe ahora de los largos vestidos de las mujeres para entrar en el mar. En apenas ninguna se ve a ellas nadar, sino en la orilla, muchas veces con los niños y con demasiadas prendas para meses de calor.
Otro conjunto de colecciones contiene etiquetas de naranjas y cajas de cerillas que retrataban escenas de la vida cotidiana con algún escrito breve e ingenioso en el inferior. El sabor de ese verano se puede degustar a través de las simples imágenes que quedan: helados de naranja y leche merengada eran los 'top' veraniegos. También cambia la playa, por aquel tiempo aún propia de pescadores y trabajadores y no tan dada al disfrute. Sí existían piscinas, aunque reservadas a los más pudientes. Para los humildes no había ni siquiera agua corriente, un lujo en aquel encontces.
Entre la colección destacan algunas piezas, sobre todo etiquetas publicitarias de hoteles, en pleno albor del turismo mallorquín. Se trata de hoteles de alta categoría, a pie de playa y, muchos, aún en funcionamiento, ya entrado el siglo XXI. Es el caso del Hotel Victoria, en primera línea del Paseo Marítimo de Palma, colindante a la antigua discoteca Tito's. Los hoteles o balnearios eran el punto de encuentro de la alta sociedad en época vacacional.
La Biblioteca Nacional de España va ampliando la colección a medida que pasa el tiempo, con el objetivo de siempre guardar un recuerdo fehaciente de lo que fueron esos veranos.
1 comentario
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Gente de pasta que disfrutaba de la paz y las condiciones Baleares. Pero se ve que según los expertos de sos tourism nos moriamos de hambre xD