Magdalena Estelrich, una de las afectadas por la talidomida. | Pilar Pellicer

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Magdalena Estelrich jamás podrá olvidar cómo afectó la talidomida a su cuerpo. La mallorquina y profesora ya jubilada nació con la ausencia total de radio y parcial de cúbito en los dos antebrazos tras ingerir su madre el fármaco durante el embarazo. Sus padres nunca se imaginaban que la ingesta del antibiótico causaría malformaciones en el feto. «Mi madre acudió al hospital porque tenía mareos y el médico le dijo que este medicamento era nuevo y el mejor para estos casos aunque estuviera en cinta», ha explicado una de las afectadas por la talidomida tras conocerse la noticia de su polémica comercialización a partir del 2 de febrero.

A pesar de que los progenitores de Magdalena se encontraron en una situación compleja e inesperada siempre la ayudaron para que se convirtiera en la persona autónoma e independiente que es a día de hoy. «Como no he conocido nada más, he creado mi vida según mis posibilidades», ha indicado. Cocinar o hacer manualidades son algunas de sus aficiones y aunque a ella le resulta más complicado que a otras personas, no se ha rendido y se ha adaptado de otra forma. Cuando se encuentra en situaciones como sacar la ropa de la lavadora o coger algo del suelo hace uso de sus pies. Entre otros aspectos, tampoco ha renunciado a conducir, ya que con un coche automático adaptado con un pomo realiza una conducción óptima.

Aunque sea una persona muy luchadora y fuerte, aparte de por la situación que le ha tocado vivir, también ha tenido momentos en los que se ha sentido menospreciada. La mallorquina, una de las miles afectadas a nivel español por la talidomida, explica que cuando era pequeña, y hacían un corro había compañeros que no le querían coger de la mano y que en ocasiones le han llamado bicho raro. No obstante, ha querido dejar claro que una vez que la conocen ya se olvidan de su situación y «me tratan como a una más».

En cuanto a la noticia sobre el regreso de la comercialización de la talidomida el 2 de febrero, Magdalena Estelrich se muestra a favor. Sin embargo, considera que es injusto que la Asociación de Víctimas de la Talidomida de España (AVITE) lleve luchando desde hace muchos años para recibir una indemnización y que mientras ese dinero no llega se vuelva a vender el medicamento. La exprofesora solo «espera que no haya desastres» aunque recuerda que como todo en la vida «el tiempo lo dirá», y por eso pide que «la gente sea consciente de lo que ha pasado y que vayan con cuidado».