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Con un trasfondo solidario, a beneficio de Mallorca Sense Fam, arrancó ayer la octava edición de la Mallorca Car Week, desde la plaza Pedro Otzoup, del lujoso hotel Steigenberger, en Camp de Mar. Una treintena de vehículos clásicos, antiguos y de alta gama lucen en el asfalto, realizando una ruta de paseo por carreteras emblemáticas, «para que los pilotos y sus acompañantes disfruten del paisaje y un fantástico ambiente entre otros propietarios y coleccionistas de coches», comenta Enrique Carbonell, experimentado y conocido piloto de rallies y parte de la organización que preside Álvaro Middelmann y Roman Hummelt.

Uno de los primeros en llegar al punto de partida, ayer por la mañana, fue Thomas Saimon, junto a su esposa Heike, propietario de un flamante Ford Fairlane de 1958. «Este año he comprado dos coches en Canadá», comenta. El sonido de un Ferrari 308 GTB, británico y un Ferrari GTS 308, con matrícula de Austria, hace que algunos curiosos saquen sus teléfonos móviles para hacer las primeras fotografías.

La plaza se va llenando de auténticas joyas del asfalto, mientras que Álvaro Middelmann nos recalca que «este viernes, a partir de las 17 horas, presentamos ‘Arte Sobre Ruedas Mallorca’, en Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma y el sábado celebramos el Concurso Internacional de Elegancia con ejemplares emblemáticos del diseño automotriz como un precioso Bentley Surbico de 1927, un Porsche Speedster 356 de 1957 y un Alfa Romeo Montreal de 1975, entre otros».

Otro de los participantes es todo un exdeportista de elite. Hans Heinicke, poseedor de cinco coches clásicos y organizador de la Copa del Mundo de Windsurf en una isla de Alemania.

La llegada, momentos antes de la salida, de la venezolana Madeleine Mettegans, al volante de su impresionante Ford Thunderbird de 1957 causa expectación. «En casa siempre hemos tenido coches americanos y desde pequeña desperté esta pasión. Este modelo era el sueño de mi madre. Lo conseguí en una subasta cerca de Ascot». La mayoría de estos vehículos tiene un valor más sentimental que económico para sus propietarios.