Domingo pasado por la noche: cauce del torrente de na Bàrbara a su paso por Nou Llevant. Si eso es estar limpio... Porque ahí hay lo que ven. Y limpio no parece. | Click

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A raíz de la DANA valenciana, y más concretamente de la catástrofe que produjo el Barranco del Poyo, echamos la vista a nuestros torrentes, preguntando por su estado, o más concretamente, si estaban limpios. Luego, pensándolo bien, quisimos conocer personalmente cómo estaba uno de ellos, eligiendo el Torrent de na Bàrbara, que pasa cerca del Nou Llevant.

Tras recorrer parte de su tramo, vimos que estaba muy lejos de estar limpio, y así lo publicamos. ¿Respuesta de Emaya? Pues que en verano habían sido limpiados los torrentes y que ahora estaba limpiando el Torrent Gros, para, a continuación, limpiar el de na Bàrbara. Es más, acompañó la notificación con fotos de los obreros sacando una rama del primero.

Bien. ¿Qué hicimos nosotros? Pues volver al lugar de la vez anterior, el Torrent de na Bàrbara, y echar un vistazo y... Pues que estaba más o menos igual que en la vez anterior. Sí, estaba la misma bicicleta, el mismo carrito del súper, los troncos de árboles metidos en bocas de desagües, el pilar de uno de los puentes ‘forrado’ de matorrales, plásticos y desperdicios varios. Y por estar, estaba también la placa de la calle Sebastià Arrom. Es más, en el puente que cruza dicho torrente, puente de madera, con suelo de madera, seguía faltado parte de la madera del suelo en la que seguían creciendo los matorrales… Por tanto, a otro perro con ese hueso. Puede que lo limpiaran in illo tempore. Es más, hay zonas del cauce que están limpias, pero que esté limpio del todo, pues no. Por lo demás, muchas de las basuras y desperdicios desparramados sobre las hierbas que crecen junto a lo que queda de valla que separa el lugar con la autopista, siguen ahí. Lo único que no está, respecto a lo que estaba en la vez anterior, son las dos tiendas de campaña habitadas por cuatro sin techo. Por tanto, allí está todo igual que antes. Y es que ya no es que no limpien, es que nos quieran hacer creer que limpian... O que limpian pero no se nota.

Ahora, sí

Tomándome un cortado en el bar Cristal, observo que las mesas y sillas que había en la terraza que da a las Avenidas ya no están. Han desaparecido. Le pregunto al dueño del local a qué ha sido debido, y me dice que es para facilitar el paso a los invidentes, pues al no encontrarse obstáculos en su camino, pueden guiarse deslizando su blanco bastón por la pared.

Pues si es por eso, reconocemos que la idea es buena. Pero vamos a ver ahora en cuántas calles con terrazas de bares la ponen en marcha. Lo digo porque me acuerdo de Nuredduna, calle peatonal, con bares a ambos lados, sin carril bici pero con bicis y patinetes yendo y viniendo a su bola. O, por poner más ejemplos, en Oms. O en Sant Miquel. O en Blanquerna… Porque la medida es buena, sobre todo para los invidentes, que sin obstáculos en su camino lo podrán hacer sin problemas.

Termina en una columna

Por cierto, ya que estamos hablando de facilitar los desplazamientos a pie de los invidentes, ya bien, como en este caso, quitándole los obstáculos en un de los dos lados de las calles, ya bien, colocando en el suelo esa especie de guía en la que metiendo su bastón en alguno de los carriles que tiene pueden caminar sin problemas, nos llama la atención los viales para invidentes que hay en la Plaça d’Espanya, sobre todo el que lleva al bar Cristal, ya que no termina en la puerta de este establecimiento, sino en una columna, al lado de la puerta, lo cual puede significar que quién no sepa que acaba ahí, y no lo detecte con el bastón, se dé un trompazo contra ella, con lo cual el remedio será peor que la enfermedad. Pero, lo que más nos sorprende es que, cuando se hizo este carril con final en una columna, nadie de los que lo pusieron reparara en ello. Es como el carril bici de Blanquerna, que termina en una acera, que mientras no se demuestre lo contrario es una zona exclusiva de los peatones... Aunque ya no tanto, por lo que parece.

Cristales rotos

Tampoco entendemos como dos días después de inaugurar las obras de reforma de la Plaça d’Espanya, alguien rompe dos cristales de uno de los quioscos. Bueno… Entendemos que alguien los rompe porque hay mucho vandalismo por ahí. Pero lo que no entendemos es que, meses después, lo pinten para que empiece a funcionar como tal, y dejen los dos cristales rotos tal cual, por lo qué... ¿Quién controla las obras una vez concluidas? ¿El enemigo del gobierno de Cort? Pues igual sí.

El cristal del kiosco roto.
El cristal del kiosco roto.

Resquebrajado y agrietado

Porque también hace unas tres semanas denunciamos el mal estado de la calzada de Marqués de Fontsanta con Avenidas; vamos, que se estaba poco menos que hundiendo además de resquebrajarse. Pues bien, van, le echan gravilla con alquitrán encima, se seca, y a día de hoy, además de resquebrajada, tiende a hundirse.

Chapuza en la calzada de Marqués de Fontsanta.
Chapuza en la calzada de Marqués de Fontsanta.

Controlando las bicis

En cambio lo que si ha estado bien es colocar policía local en la Plaça d’Espanya a fin de que dejen de circular por ella patinetes y bicicletas. Lo decimos porque de momento lo han conseguido.