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Más tardeo y menos cotillón, podría decirse que ha sido la tendencia y la preferencia de muchos en esta Nochevieja. De hecho ya sucedió en Nochebuena, muchos grupos de amigos y parejas apostaron, una vez más, por disfrutar del tapeo y brindis en las zonas de marcha. Una movida que comienza a la hora del vermut y la mayoría se retira al anochecer para continuar con la cena y la penúltima copa.

La zona del barrio de Santa Catalina y Paseo Mallorca, así como zona centro y el Molinar son los más concurridos. Si el buen tiempo acompaña, como sucedió este pasado 31 de diciembre, las terrazas son el destino más solicitado para charlar copa en mano. Tras el primer botellín, o gin tonic, le sigue otra ronda, invitada por otro de los asistentes mientras se acompaña con un tentempie a base de raciones de queso y jamón, o en el peor de los casos cacahuetes o patatillas.

Sin embargo, los mercados, tanto el de Santa Catalina como el del l’Olivar, y cada vez más, el de Pere Garau cogen cada vez fuerza en los puestos de comidas y bebidas, ya que se pueden elegir buenas raciones desde callos, ensaladilla rusa, pulpo a la plancha, variado de ibéricos, e incluso chuletones. Lo malo del tardeo en los mercados que se fusiona con los clientes que hacen la compra y con el malestar de los propietarios de otros puestos. Algo que se deberá de solucionar en 2025.