Baleares vivió un acto académico histórico, como es la graduación de la primera promoción de la Facultat de Medicina de la UIB; unos estudios reclamados durante décadas por toda la sociedad de las Islas y que ahora, por fin, estrena titulados. Es probable que las nuevas generaciones no calibren la trascendencia que para el conjunto de las Islas tiene la materialización de esta reivindicación para la Universitat, la cual abre la puerta a más y mejores profesionales en todos los ámbitos de la medicina. Estos años han confirmado el acierto que supuso la puesta en marcha de la Facultat, que ha superado con creces las expectativas y polémicas iniciales.
Alcanzar la excelencia.
El esfuerzo realizado por el equipo docente que lidera el decano de la Facultat de Medicina, Miquel Roca, ha sido titánico. Pero el resultado ha sido magnífico. A pesar de su bisoñez y la elevada nota de corte para su acceso, curso a curso, los estudios de Medicina de la UIB han logrado hacerse con un prestigio, todavía modesto, en el conjunto de la oferta estatal. El proyecto todavía está en su fase inicial y cabe esperar que en los próximos años continuará creciendo, arrastrando la creación nuevos grados sanitarios y, por supuesto, contribuyendo a la mejora de la investigación. La UIB no puede ni debe renunciar a la excelencia en la formación de los futuros médicos.
Más que un título.
Los primeros jóvenes que recogieron su título como graduados en Medicina también deben asumir el compromiso que supone pertenecer a una promoción que abre un camino inédito en la formación universitaria en Baleares, el primer grupo de profesionales que hizo realidad una vieja aspiración de nuestra sociedad. A partir de ahora se ponen en marcha otras expectativas también ambiciosas y que, al igual que ocurrió con Medicina, parecía imposible que se hiciesen realidad. Queda claro que no hay que renunciar a nada.
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