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Baleares vive uno de los momentos más excepcionales de toda la historia del turismo, su incorporación como uno de los dieciocho destinos más demandados del mundo lo confirma. Este hito adquiere una especial trascendencia atendiendo al precedente de la crisis derivada de la pandemia provocada por el virus de la COVID, una circunstancia que otros países todavía no han logrado superar. Los datos referidos a la campaña de este 2023 auguran un éxito sin precedentes, tanto en lo que se refiere a la llegada de visitantes como a la rentabilidad económica que se deriva. Las Islas, y puede decirse sin temor a aquivocarse, están de moda.

Esfuerzo conjunto.
Una coyuntura tan favorable como la actual no es fruto de la casualidad, pocos destinos turísticos pueden ofrecer un panel de atractivos tan sólidos como los de Balears. La conectividad aérea es una de las claves principales, como lo es también una planta de alojamientos modernizada y una oferta complementaria muy competitiva. Sin embargo debe reconocerse la importante aportación en materia de servicios públicos, como sanidad y seguridad, que acaban conformando las razones por las que las Islas se sitúan entre los destinos preferentes de los turistas; incluso en mercados tan alejados como puede ser el estadounidense. Lo que se ha logrado es la consecuencia de la participación de diferentes actores, en definitiva del conjunto de la sociedad balear.

Consolidar el éxito.
Sería un grave error caer en la autocomplacencia, la competencia turística crece en todos los ámbitos y los destinos tratan de ampliar su cuota de mercado. Como advierten los expertos, las claves del futuro en las Islas pasan por reposicionar el sector en base a parámetros de calidad y sostenibilidad; principios sobre los que es preciso trabajar para alcanzar puntos de consenso que garanticen su aplicación. Lo trascendente es lograr mantenerse en la élite turística.