TW
2

El pacto firmado entre el PP y Vox posibilitará la investidura de Llorenç Galmés como nuevo presidente del Consell de Mallorca, en sustitución de la socialista Catalina Cladera, a cambio de dar entrada a la formación de Abascal en el gobierno insular con dos cargos, una vicepresidencia y la gestión de un departamento. Ambos partidos se han comprometido a desarrollar un programa de más de un centenar de puntos que ayer presentaron a los medios de comunicación en los jardines de La Misericòrdia. En términos globales, el acuerdo político es una declaración de intenciones de ambas formaciones para visualizar el nuevo rumbo que se quiere imponer en la institución durante la legislatura.

El peaje político de Galmés.

El Consell mallorquín es, de momento –a la espera de que se resuelva la crisis en Cort y del acuerdo que se cierre en el Consell de Menorca–, la única de las grandes instituciones de las Islas en las que el PP y Vox van a gobernar de manera conjunta. Esta circunstancia modifica de manera sustancial las estrategias iniciales del PP balear, cuyos máximos responsables han defendido hasta el último momento la configuración de equipos de gobierno en solitario. Vox, con el serio precedente de lo ocurrido en el Ajuntament de Palma, ha dado a entender que quiere defender el peso ideológico de cada uno de sus votantes y ha logrado vencer la resistencia de los conservadores de modo que el Consell, con la presidencia de Llorenç Galmés, es el contrapeso del Govern en solitario de Marga Prohens.

Encaje complejo.

El avance de la legislatura determinará la eficacia del entendimiento entre PP y Vox en el Consell, el modo en que se materializarán los principales puntos del acuerdo y si, como se pretende, se logrará la estabilidad institucional. La tarea se adivina complicada en el nuevo escenario surgido del 28-M y a la sombra de los comicios del 23-J.