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El Govern y el Consell han lanzado un grito de auxilio para que Madrid se implique en la crisis migratoria sin precedentes que sufre Baleares. En los últimos meses, tras el brusco cambio de relaciones entre España y Argelia por el conflicto del Sáhara y la nueva estrategia diseñada por Pedro Sánchez, se ha disparado el número de pateras que llegan a la costa balear desde aquel país. En el sur de Mallorca, Cabrera y Formentera son detectadas, casi a diario, embarcaciones cargadas de magrebíes que buscan un futuro mejor en el continente europeo y que eligen las Islas por su proximidad con el puerto argelino de Dellys, el punto de salida de los cayucos. Baleares no está preparada para acoger a tantos inmigrantes, aunque la mayoría de ellos, tras quedar en libertad, optan por embarcarse con destino a Barcelona y, desde allí, a Bruselas y París, donde cuentan con amplias comunidades magrebíes que les prestan apoyo.

Solidaridad.

No cabe duda de que los radares y las lanchas de la Guardia Civil no pueden contener semejante marea humana, pero es necesario prestarles ayuda con la mayor celeridad posible para evitar que algunas de estas precarias embarcaciones naufraguen o sus ocupantes se ahoguen. Para ello, con todo, los equipos de emergencia deben contar con medios humanos y técnicos y Madrid –como ya ha hecho con Canarias, donde se vive un auténtico drama migratorio– debería aumentar los presupuestos destinados a este cometido.

2.500 personas en un año.

Precisamente, es imprescindible que las administraciones reaccionen cuanto antes porque Baleares corre el peligro de seguir el ejemplo canario, donde hace años la crisis comenzó como ahora aquí. En nuestro archipiélago, solo en un año, han llegado 2.500 personas procedentes de Argelia. Y podrían ser muchas más porque otras no son detectadas.