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La Policía Nacional de Palma, tras una investigación de cuatro meses, ha conseguido desmantelar una red que explotaba a trabajadores inmigrantes y los sometía a condiciones laborales de semiesclavitud. La organización, que traía a Mallorca a ciudadanos colombianos engañados, los colocaba como repartidores y les obligaba a trabajar los siete días de la semana, doce horas diarias, por solo tres euros la hora. Los enormes beneficios que obtenían iban directamente a los cabecillas de la banda. Dos hombres y una mujer han sido arrestados por este caso sangrante de explotación laboral y el jefe de la red ha ingresado en la prisión. Lamentablemente, este asunto no es una excepción. El Grupo de la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Jefatura palmesana recibe continuamente denuncias anónimas alertando de que ciudadanos vulnerables, muchos de ellos inmigrantes recién llegados y sin recursos económicos, son engañados para jornadas de trabajo interminables.

Sin contrato laboral.

Los explotadores, que se quedaban con la mayor parte de los ingresos de los repartidores, no formalizaban ningún contrato laboral ni les ofrecían cobertura sanitaria, lo que dejaba a las víctimas en una situación de completa indefensión. A pesar de que trabajaban de sol a sol, no cotizaban. Eran como fantasmas; legalmente, no existían. Y estaban expuestos a enfermar debido a las condiciones extremas en las que desempeñaban sus trabajos.

Incrementar la vigilancia.

No cabe duda que estos casos de explotaciones se repiten en toda Mallorca, sobre todo en verano, cuando la afluencia de turistas es masiva y hay más margen de negocio. Por ese motivo, los inspectores de Trabajo y los grupos especializados de la Policía Nacional deben recibir todo el apoyo humano y material para poder combatir esta lacra.