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El PSOE no ha reaccionado bien a la catástrofe electoral en Baleares. Al menos el nacional ha buscado una veterana salida, Rubalcaba, para intentar activar la base propia y así perder ante el PP, en las elecciones generales, por el mínimo posible. Y confiar después en una alianza con PNV y CiU. Al menos es una estrategia. Que servirá hasta las elecciones generales, y después ya se verá. Pero es que en Baleares ni eso, nada. Francesc Antich se va, de nuevo, tras la debacle, Francina Armengol, la más castigada electoralmente por delante de Aina Calvo y de Antich, parece que quiere quedarse como jefa opositora a José Ramón Bauzá y como futura secretaria general del PSOE regional. Y por supuesto no se debate nada, ni siquiera cómo vivirán ahora sin tener a Unió Mallorquina que les dé el poder. Lo único que les interesa es que no haya movimientos internos contra los dirigentes, los cuales, a pesar de sus diferencias, pactan no pelearse a cambio de cargos o poder interno. Si el PSOE no cambia mucho, y nada permite augurarlo, Bauzá lo tendrá fácil por ese costado.