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Vivir en un país, España, en el cual la televisión pública de todos los ciudadanos está secuestrada por un grupúsculo de extrema derecha incrustado en el PP resulta descorazonador. Hasta ahora era una mera sospecha. Por eso cabía la esperanza del yerro. Ya no. La sospecha ha mudado en absoluta certeza. Como orgullosamente TVE demostró la noche del día de las elecciones vascas. La cobertura nocturna del resultado electoral de Bildu fue asquerosa. Así, sencilla y contundentemente. Lo más repugnante visto en una televisión pública desde hace decenios. No se trató de la simple y habitual manipulación a la que los engendros –que en todas partes pasa igual, dígase ETB, TV3, IB3, TVE…- televisivos supuestamente públicos –de presupuesto a golpe de nuestros impuestos, es lo único público que tienen- perpetran siempre. Esto fue muchísimo peor. A la candidata del segundo partido en votos, EH-Bildu, se la cortó abruptamente, tras unos pocos segundos de conexión, para pasar al cuarto partido, curiosamente el PP. A ver: Bildu es una candidatura tan legal como el PP, el PSOE o cualquier otra que se presentase. Y tras una campaña electoral sin ejercer ninguna violencia, ni acto ilegal ninguno, con un comportamiento de los miembros de sus candidaturas exactamente igual al tenido por los candidatos del PP, PSOE o cualquier otro partido, han obtenido el resultado espectacular conocido. La televisión pública de todos los españoles -incluidos los que no querrían serlo, como la gente de Bildu- no tiene derecho a hurtar a la audiencia lo que dice la victoriosa cabeza de cartel de la segunda fuerza política del País Vasco. Simplemente: no tiene ese derecho. Bildu, o el PP, o el PSOE o cualquiera otra formación puede gustar o no, pero mientras sean legales deben ser tratadas por la televisión pública acorde a la representatividad social que tienen. En este caso, Bildu tiene más del doble de la representatividad que el PP. Sin embargo pata TVE merece PP más del triple de conexión en directo que el PP. Además, los periodistas invitados a la tertulia eran todos menos uno de conocido sesgo derechista. ¿Eso es pluralidad? Otrosí: en ese aquelarre de opinión conservadora, se consideró como para lamentar los resultados vascos. Cada cual es libre de opinar lo quiera. Debe respetarse ese derecho. No así cabe respetar toda opinión. Mismamente ésta que lamenta el ejercicio de la democracia en el País Vasco. Esta no hay que respetarla: da asco y está a la altura de la dirección ultraderechista de TVE.