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De nuevo el extraño idioma que el gobierno del filólogo farmacéutico José Ramón Bauzá quiere que IB3 use se ha convertido en polémica. Esta obsesión del ejecutivo del PP va adquiriendo tintes que algún especialista en psiquiatría debería estudiar. Se puede entender que el gobierno tenga una política anticatalanista. Está en su derecho. Porque vivimos en democracia y el partido que gana las elecciones, si tiene el suficiente respaldo parlamentario, y el de Bauzá lo tiene de sobra, puede hacer la política lingüística que crea más oportuno. Pero no es obligatorio, ni siquiera conveniente, meterse en ridículas imposturas que obligue a profesionales de la televisión a parecer idiotas, si siguen las estúpidas indicaciones del lingüista jefe. Me fascina que Bauzá se meta en estos berenjenales en IB3 y sin embargo a lo largo de los más de tres años que lleva en el cargo haya sido incapaz de obligar a quien le hace los discursos a que se los escriba en catalán de Mallorca. No solo esto sino que además él los lee con un perfecto uso de las modalidades más barcelonesas que el escribiente le redacta. Y miren que sería fácil evitarlo. Pues no. Bauzá habla en el Parlamento, cuando lee sus intervenciones, en un catalán propio de TV3 que tira de espaldas. Por contrastar: el líder del PSM, Biel Barceló, usa un mallorquín escrupulosamente correcto y adecuado al registro que es propio de la Cámara, mientras el presidente usa un catalán ultra formal, pero catalán de Cataluña, como él precisaría. Y aún así va Bauzá y se mete a balearizador del idioma que se usa en IB3. Con el resultado que va a ser ininteligible. Así la televisión autonómica del PP acabará por perpetrar una lengua nueva, ridícula y extravagante. Ya lo escribí hace unos meses. La cuestión de fondo no es ni política, porque tiene derecho Bauzá a ser anticatalanista, ni idiomática siquiera: es simplemente de ignorancia. Tanto él como todo su gobierno y los directivos de su Cosa Televisiva son unos ignorantes. Por eso les salen las idioteces como ésta tan redondas.