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Pocos se acordarán de que allá por 2008, en los inicios de la gran crisis económica por las locuras financieras de los bancos, mientras el muy liberal presidente francés Sarkozy , ahora condenado por corrupción y tráfico de influencias, abogaba por refundar el capitalismo, aquí un tal Díaz Ferrán , presidente a la sazón de la CEOE y jefe de los empresarios españoles (también condenado después por estafa, mira por dónde), concretaba esta idea exigiendo un paréntesis en el libre mercado, y que el Gobierno financiase a las empresas para evitar el paro masivo. Es decir, socializar las pérdidas y mantener privatizadas las ganancias, menudo paréntesis.

Yo tampoco me acordaba, hasta que el muy escabroso asunto de las vacunas, financiadas en un 97 % con miles de millones de inversión pública, pero cuyas patentes detentan las compañías farmacéuticas (Big Pharma), me ha recordado de golpe que probablemente todavía estamos entre paréntesis. Es decir, que además de tener un capitalismo lleno de paréntesis, y con más oraciones subordinadas que un texto del gran Ferlosio , todo él sigue todavía entre paréntesis, pero a pleno funcionamiento. Y nosotros sin enterarnos de esta refundación del copón. Nos hemos vuelto todos tan neoliberales, dicho sea entre paréntesis, que nos parece de lo más normal que los Estados paguen la vacunas, y luego las recompren en el mercado libre, y el que no pueda comprarlas, pues que se joda. Hemos oído muchas voces últimamente (170 personalidades mundiales mandaron una carta al presidente de EEUU) pidiendo la suspensión temporal de dichas patentes, y que se pongan entre paréntesis las licencias para que puedan vacunarse los pobres. Ese paréntesis parece que no cuela en el paréntesis global del libre mercado, vaya por Dios. En estas cuestiones básicas, el capitalismo entre paréntesis (refundado) impone una indolencia cognitiva y una apatía política que impide tocar el tema de las licencias, y aunque la OMS sugiere la solución intermedia de que los titulares cedan la producción a otras compañías, por ahora ni caso. A ver si no será que llevamos más una década entre paréntesis, socializando las calamidades, y ya no caben más cláusulas suplementarias.