Se supone que el pacto de la Transición consistía, entre otras cosas, pero de forma fundamental, en el juego limpio, en la neutralidad de los aparatos del Estado en el terreno político y en la igualdad de todos los partidos democráticos, sin buenos ni malos. Además, se supone que son precisamente los jueces y la policía dos de los principales agentes sociales encargados de velar por la democracia y su recto funcionamiento. Así que lo escalofriante llegó cuando todo un Ministerio del Interior, con su titular al frente, organiza toda una trama policial (y por tanto pagada con dinero público) para utilizar métodos mafiosos contra un político determinado.
Cuesta entender tanta saña, o acaso miedo, cuando Podemos es más bien un partido socialdemócrata, con cierto baño posmoderno, a la derecha del sueco Olof Palme y a la altura, más o menos, del PSOE del 82. A algunos la socialdemocracia les inquieta más que Bolsonaro o Le Pen . Pero no hace falta ser de Podemos para que esto le acabe pasando a cualquier otro, una vez abierta la veda del todo vale. Mañana le tocará llevar las hostias a Yolanda Díaz , pero pasado mañana puede ser a su vecino, a su familia, a Ud. Todos, absolutamente todos, deberíamos estar horrorizados ante este desparrame de parcialidad, demonización, odio y presión, so pena de acabar, como en el célebre poema del alemán Martin Niemöller, en aquella situación en la que «Cuando vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar». Si la excrecencia del juego democrático a la que hemos asistido (y que muchos han jaleado), si esa barbaridad de abuso, sectarismo, mentira e impunidad nos deja indiferentes, a la democracia, o lo que sea que tengamos ahora, le queda poco. Poco, en serio.
2 comentarios
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Me parece increíble que se pueda olvidar tan rápidamente quien inventó los escraches a domicilio, el jarabe democrático, el “régimen” de la transición, la casta (ellos) frente a nosotros, y un interminable sinfín de perlas parecidas. “Quien siembra vientos recoge tempestades”, y Pablo Iglesias es uno de los grandes culpables del deterioro democrático. Es lamentable que pueda usted sufrir de tan agudo ataque de amnesia, y un despropósito que me compare a este sujeto con Olof Palme, si quiere grandes nombres, elija mejor a Stalin.
Ah hubo amenazas de muerte..vivís en el delirio. En cuanto a la señorita Díaz, tranqui, su escasa entidad ni siquiera le reportará enemigos. Los progretes confiais demasiado en vuestro único activo: el complejo de superioridad moral. Ese cuento chino os llevará a donde suelen hacerlo los cuentos chinos.