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Cada día, a cualquier hora, con más frecuencia, los ciudadanos se encuentran en medio de un atasco que les impide llegar puntuales al trabajo, a una cita o a recoger a los niños al colegio. Es desesperante. Los accesos a Palma desde la autopista de Llucmajor, desde la de Manacor o desde la de Inca, a cada hora punta, colapsados. La vía de cintura, cuando no es un tramo es otro, colpasada. Y lo peor, nadie hace nada por solucionarlo.

Al revés, toman medidas que empeoran todavía más la fluidez del tráfico, como la reducción del límite de velocidad en la vía de cintura a 80 kilómetros por hora. Una medida que justifican en un supuesto beneficio ambiental, pero de apenas impacto, que deja lo que debería ser una vía rápida con un límite inferior a una carretera convencional, donde se permite ir a 90, y que para lo único que ha servido ha sido para enfurecer e indignar todavía más a los conductores.

Entre esta absurda limitación de velocidad a 80 y los atascos diarios que se generan, los ciudadanos pasan cada día más tiempo en la carretera y no tienen tiempo que perder.
Las deficiencias del transporte público de las Islas, que en los últimos años ha empeorado con un aumento de la tarifa del tren y del bus interurbano para los usuarios ocasionales e incluso para aquellos habituales, siguen obligando a los ciudadanos a utilizar el coche para desplazarse entre diferentes puntos de la Isla.

Sería importante que quienes gobiernan entiendan que para reducir el tráfico hay que invertir y mejorar las infraestructuras viarias. La vía de cintura sólo rebajará densidad cuando el Segundo Cinturón la descargue de tráfico en todos sus tramos. El Consell de Mallorca, responsable de la gestión de las carreteras, lleva dos años con el proyecto del tramo uno, que va del Coll d’en Rabassa a la autopista de Manacor, parado, encima de la mesa. Y lo que nos queda, porque el presupuesto del Consell para el año que viene no contempla ni un euro para llevar a cabo esta obra. Ni para tantas otras, todas necesarias para tener una red viaria segura y fluida.

En parte, se debe a que con la complicidad de la presidenta del Govern, Francina Armengol, y de la presidenta del Consell, Catalina Cladera, Pedro Sánchez ha dejado a los mallorquines sin convenio de carreteras, los fondos que deben servir para financiar estas infraestructuras y de los que este año no aparece ni un euro en sus cuentas.

Desde el Partido Popular exigimos y estamos trabajando para la llegada de estas partidas para poner fin a la inacción y ponernos manos a la obra con las mejoras viarias que sean necesarias para acabar con los atascos. Y, por supuesto, si tenemos la confianza de los ciudadanos para gobernar en 2023, la primera medida será eliminar el límite de 80 kilómetros por hora en la vía de cintura. Los ciudadanos no tienen tiempo que perder. No hay tiempo que perder.