TW
4

De los sectores teóricamente más progresistas están surgiendo medidas nacidas de criterios que en realidad no se diferencian en absoluto de otros procedentes de mentalidades tradicionalmente cerradas. Dicho en plata por alguien que se deja de chinitas, los progres se han vuelto muy autoritarios. Y una de las áreas en las que ello más se advierte es en aquellos altares en los que se rinde culto a la diosa salud –no sé si dejarle la minúscula o adjudicarle ya la S de respeto– objeto de general adoración. Resulta que ahora desde Sanidad están acariciando la idea de prohibir fumar en el coche por más que el coche sea tuyo y estés en él solo. Y es que hay estudios que concluyen que la concentración de partículas nocivas del tabaco se concentra en los asientos del vehículo, etc. Y ello por no hablar de la distracción que supone mantener en la mano un pitillo. Vamos a ver.

¿Verdad que si alguien propusiera perseguir a los diabéticos y proscribir el consumo de azúcares, por aquello de si se descompensan, se le trataría de exagerado, por decir algo? ¿Y qué castigo deberían recibir los consumidores de ultraprocesados que por su adicción al chorizo nos están poniendo en peligro a todos? ¿Tonterías, no es cierto? Proteger la salud de las personas sin más argumento que adoptar medidas de está índole es, por este orden, una estupidez y un atropello a las libertades del individuo. ¿Recuerdan, las mismas que una vez fueron sagradas, intocables? Fumar supone un riesgo, igual que ir en automóvil, en moto, practicar el buceo o el alpinismo. ¿Habrá también que prohibirlos? Francamente, me propongo no dejar de prestar atención a los hoy vulnerados derechos de los ciudadanos. Pero es que la empresa comienza a ser agotadora.