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Se han convocado elecciones autonómicas anticipadas en Castilla y León para el día 13 de febrero. No es que el presidente regional lo haya decidido. En realidad los que han determinado que así sea ha sido el vértice del poder interno del PP, Pablo Casado y su pie izquierdo, Teodoro García. ¿Y qué busca la pareja que hace cómo si dirigiera la derecha? Pues propaganda. Nada más. Nada menos, tampoco. Que no es poco. En este país la susodicha -desde que su Profeta, Pedro Sánchez, se nos advino presidente - ya ocupa toda la política. Sin que se deje resquicio alguno para ideología, ética, servicio público... y toda esa compilación de conceptos trasnochados que no sirven de nada.

Para el caso lo que pasa es que Casado & García están en un sin vivir desde que la sin par Isabel Díaz, la Ayuso, les vapuleó en la primavera pasada. Dirigida por el ejecutivo jefe de José María Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, la presidenta regional madrileña no pasa semana sin dar un disgusto a la regia pareja que está en lo alto del PP. Tanto que ambos miembros del tándem están atacados por el vértigo a la caída. Se sospechan, no sin razón, que la teledirigen para acabar con ellos. Y ellos se resisten, claro, porque en política lo primero son los valores, los ciudadanos, el país y todo lo demás tan archiconocido. En pocas palabras: uno mismo. Que como dicen los indígenas mallorquines, en su vernácula forma histórica de comunicación entre ellos, «cuando hablo de mí, no río». Pues eso. Que de risas ni una, con la Ayuso.

Y menos todavía es para reírse -a no ser que seas del PSOE en cuyo caso te carcajeas- la sucesión de encuestas que detectan cómo la incapacidad de Casado & García compromete seriamente la posibilidad de que el tándem llegue a La Moncloa. Al menos advierten del riesgo cierto de que se estén volatilizando sus opciones, como sigan en la suicida lucha interna con la Ayuso. A finales de la primavera pasada la tendencia era clara a favor del PP. Ahora ya no está nada claro y la posibilidad de que aún ganando en votos y escaños no pueda obtener el poder es perceptible con facilidad en todos los sondeos, incluido el último que le deja a los pies de los caballos ultraderechistas.

Así que ante esta situación se imponía reaccionar. El tándem tenía que buscar una gran jugada propagandística que pudiera contrarrestar la presión de la Ayuso, acabar con el chotis político permanente que protagoniza desde el verano pasado. Tanto bailaba a ambos dos que la danza mutó a sangrienta y salvaje –como todas- corrida de toros cuando la diestra quiso convocar su congreso regional para desarbolar cualquier opción contraria y así auto investirse como Regina Imperatrix del PP de Madrid. Y como ella suele decir, si Madrid es España entonces su augusta presencia sería para el PP de España… Pues eso.

Total que qué mejor que unas elecciones que acompañen a las andaluzas para que el PP gane y el tándem lo venda como éxito propio ante la parroquia para que ésta olvide -un poco, al menos – a la demoníaca Ayuso. Dicho y empezado. El delegado del PP en Castilla y León se avino o lo avinieron a ello. Y elecciones al canto en la región. Con la suposición de la pareja susodicha de que ahí el partido conservador arrasará. Con lo cual ambos dos miembros tendrán asegurados unos meses de maravilla. No es poco: ganar en la profunda y recia España primero y, luego, prolongar el éxtasis bajándolo hasta el bullanguero sur. De esta forma se procurarían Casado & García un año de bienes que aunque no fuera más que propaganda –como si tal fuera poca cosa – les permitiría –y éste es el meridiano objetivo – contrarrestar la presión interna de la dicharachera diabla Ayuso, presentándose ambos como los grandes líderes que están conduciendo rauda y veloz la tribu hacia su destino manifiesto: La Moncloa. Que sea verdad o no poco o más bien nada importará, de lo que se tratará es de que los fieles se lo crean. Y de que la Ayuso siga esperando.