TW

Ya está aquí, el misil intercontinental más letal de la historia, con capacidad de destrucción masiva comparable a 200 bombas atómicas de Hiroshima, el último invento armamentístico ruso capaz de arrasar de una tirada millones de personas y destruir ciudades enteras como Nueva York o París. Este nuevo misil tiene la capacidad de llegar a distancias como el polo Norte y el polo Sur. Indetectable e hipersónico. Un eficaz arma para disuadir a los EEUU y sus naciones satélite europeas de abandonar la idea de seguir armando a Ucrania en un intento desesperado de Putin para que el genocidio de rusos desde 2014 se acabe de una vez en el Donbass y la zona Este de Ucrania.

Putin venía avisando desde hace muchos años del inicio de esta guerra, que se habían roto todos los tratados y acuerdos que impedían que la OTAN se acercara peligrosamente hacia las fronteras de Rusia. EEUU no hizo caso de estas advertencias y, es más, han manipulado a la opinión pública occidental haciéndola creer que ,un día, de la noche a la mañana, Putin se levantó de mala ostia y, ávido de sangre cual nuevo Vlad Drácula, invadió Ucrania porque sí. Nada más lejos de la realidad, pero da igual lo que yo diga o digan los expertos militares en Inteligencia. El pueblo, como masa lanar fácilmente manipulable, se deja convencer por la opinión general de los medios afines a los intereses estadounidenses, al gigantesco negocio en manos de empresarios norteamericanos y judíos vendedores de armas de todo tipo. Están armando a ucranianos para que se maten entre ellos y para la proliferación del batallón Azov al que acuso de la matanza en Bucha, pues son paramilitares de pensamiento ultraderechista nazi, del ideólogo Stefan Bandera y todo lo que huela a ruso, debe ser borrado de la faz de la tierra ucraniana. Stefan Bandera, proclamado en Kiev en 2018, como hombre del año, tras la II Guerra Mundial, se encargó de asesinar a miles de judíos ucranianos. Todo ello apoyado por el creador del batallón Azov, un oligarca llamado Igor Kolomonsky, que fue el productor de las teleseries de Zelenski, un criminal de guerra que estuvo bombardeando el Donbass desde 2014 hasta nuestros días, también fue quien le pagó la campaña electoral a Zelenski que le llevo a la presidencia ,y está metido en asuntos turbios con el hijo de Joe Biden.

Creo mi deber explicar esto, pues nadie es capaz en los medios, de contar la verdad de este conflicto orquestado por la presidencia de Biden, otro criminal de guerra como lo fueron George W. Bush, Hillary Clinton, Obama y una administración apoyada por el Congreso de los EEUU de América.

La paciencia de Putin se ha agotado. El hombre frío, templado, con nervios de acero que es, ha dado paso al estadista, al hombre que representa el sentir patriótico de todos los rusos. Porque un mundo sin Rusia sería como comer una gigantesca Big Mac, artificial y con un sabor que gusta a todo el mundo. Y con esta guerra de final imprevisible, o acabaremos comiendo en MC Donald's, o caviar ruso, o un chop suey chino con galletas de la suerte. Eso sí no acabamos todos comiendo piedras.

Ahora entiendo las prisas del gobierno de Biden de abandonar Afganistán, pues los muchachos que allí servían, los necesitará en esta próxima guerra y no es hora de estar metido en varios frentes a la vez ,ya que la dispersión de fuerzas, el divide y vencerás, no es apto para un octogenario con síntomas de Alzheimer como es Biden.

Por eso los talibanes, creados por el gobierno americano, se apoderó tan rápido de las principales ciudades afganesas y hay una especie de pacto secreto en el cual, los talibanes podrán campar a sus anchas hasta nuevos intereses. No existen las casualidades, y los señores de la guerra continúan amedrentando a las mujeres afganesas, fusilando a jóvenes por mero capricho y lapidando a la mujer adúltera sin que ya nadie nos acordemos de ellas. Ya no está de moda lo de Afganistán, como tampoco lo está lo de Yemen, Sudán, y un largo etcétera.

Ahora toca Ucrania y hacer exposiciones a favor del pueblo ucraniano para que los artistas de medio pelo, tengan su minuto de gloria, sean advenedizos y oportunistas, dándoles igual vender por Ucrania, subastar por el terremoto de Haití o por el volcán en las Palmas.

Pero vayamos al lío. El padre de todos los misiles hipersonicos y transcontinental es Satán II, más conocido como Sarmat. Este proyectil fue lanzado el pasado miércoles desde el cosmódromo de Plesetsk, y alcanzó su destino a 6000 km de distancia del polígono de Kura, en la península de Kamchatka. 6000 km cuando su capacidad de alcance es de 18.000 km y puede transportar más de 10 ojivas nucleares.

El lanzamiento fue retransmitido por Televisión ante la atenta mirada de Vladimir Putin. Fue el preludio de una importante amenaza a todos aquellos países de la OTAN para que abandonen la idea de seguir con la escalada bélica. Dicen que Putin está perdiendo esta guerra...yo opino lo contrario. Y si continuamos, el mundo jamás volverá a ser el mismo. Avisados estamos.