Figúrense que los físicos teóricos de vanguardia y los visionarios estudiosos de la teoría de cuerdas, a los que el universo hace tiempo que se les quedó pequeño y no ajusta con sus ecuaciones, tuviesen razón y existiera realmente el famoso multiverso, es decir, infinitos universos apiñados, paralelos o no, en racimo o en burbuja, lo que al parecer lo explicaría todo. Si ya se lo han figurado, notarán un raro malestar por tan vasta complicación de lo existente, embarrullada y muy poco elegante. Porque si el universo ya es muy incómodo, el multiverso lo es más todavía. A mí me fastidiaba bastante.
Hasta que hace unos días, en una conversación cosmológica casual, mi hijo, que es un puto genio, dio con la solución definitiva para que la pomposa teoría del todo acabe de cuadrar. Figúrense ahora que en efecto hay infinitos universos, pero todo iguales. Susceptibles por tanto de caber en una bella ecuación. Todavía no contamos con ella, pero todo apunta en esa dirección, y personalmente estoy convencido de que los infinitos universos probabilísticos son todos idénticos, con su tabla periódica de elementos (los mismos), sus millones de galaxias, sus mercados bursátiles, sus agujeros negros, sus mismas banderas nacionales, sus problemas de género, sus osos panda y sus teléfonos móviles. Todo igual, al detalle, infinitamente repetido y luego multiplicado por pi.
La broma infinita, que no se le ocurrió a David Foster Wallace. Para qué viajar a un universo alternativo, si es igual que este. La naturaleza es así, repetitiva y redundante hasta la exasperación, como la química. Siempre hace lo mismo, y en cantidades inabarcables. Todos los percebes son iguales, porqué iban a ser diferentes los universos. Y si la naturaleza es infinitamente repetitiva en su cósmica diversidad, la cultura no lo es menos. Todo son repeticiones, copias, plagios, reproducciones. La historia siempre se repite, pero lo demás también. Ficciones, mitos, entretenimientos, muertes, palabras, chifladuras. Todo lo que existió, existirá; lo que no, no. Por fin me cuadra el multiverso. ¡Y la gravedad! Infinitos universos, y todos iguales. Repetidos, porque así es la naturaleza. Menuda broma infinita.
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