Me llama mucho la atención que se formen polémicas en un programa concurso de televisión como Pasapalabra alrededor de una conocidísima canción, Sufre mamón, de los Hombres G, tras haber transcurrido cuarenta años desde que se compuso. Probablemente, en la actualidad, esta canción no tendría esta letra, aunque es algo que pongo en duda habida cuenta de que existe el reguetón. Ana Morgade, invitada a Pasapalabra, que la cantó eufórica, además, en su intervención no atiende a las circunstancias ni al contexto de la época en la que fue compuesta, sino únicamente critica la letra, acertada o no acertadamente.
La propia dirección del programa televisivo montó la discordia al aplaudir su intervención, algo sacado de contexto, ya que fueron ellos los que introdujeron la vieja canción de los Hombres G en el guion. Tal vez, deberían dar explicaciones porque parece un vil ardid para incrementar la audiencia.
David Summers, cantante de los Hombres G, indignado por el revuelo formado alrededor de su vieja composición, afirmó que si no les gustaba, que no la hubieran puesto. Lo sensato es que se hubiera mantenido al margen, dejar que los demás critiquen, se quejen y batallen entre ellos. Total, es posible que todo lo que destila a movimiento cultural en la actualidad sea puesto en tela de juicio de aquí a un par de décadas.
Las actitudes, los pareceres, las expresiones y los modos de actuar de la gente cambian sin que lo percibamos hasta que ya se han introducido definitivamente en nuestra sociedad. ¿Quién nos asegura que una película rodada en la actualidad y que valoramos por su calidad interpretativa y por el mensaje que transmite no pueda ser criticada con alevosía de aquí a un tiempo por ser el paradigma de algo que ahora no detectamos?
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