Quienes dicen que reivindicar la memoria democrática es abrir viejas heridas y remover un pasado que ya ha quedado atrás, deberían escuchar las palabras que el actor, director y dramaturgo Juan Diego Botto dijo la semana pasada al recibir el premio Lola González que otorga la Asociación Arte y Memoria, un premio dedicado a personas e instituciones que han dedicado su vida a la defensa de la memoria y la justicia. Nos dijo Botto que la memoria no es algo del pasado, sino que es nuestra identidad, lo que somos, y que por ello es nuestro presente y nuestro futuro. Para ello utilizó el símil de la memoria individual, aplicable también a la colectiva: guardamos recuerdos de nuestra infancia, el abrazo de nuestra madre, los primeros días de colegio, los primeros amigos, el primer amor, el primer beso, la primera borrachera con los amigos, el nacimiento de nuestro primer hijo… Si, de repente, nos borraran de la mente todos esos recuerdos dejaríamos de ser nosotros, ya no seríamos quienes somos. De la misma forma, si a nosotros como colectivo nos quitan hitos y hechos de nuestra historia, dejaríamos de ser este país, esta sociedad, lo que nos identifica como colectivo. Por eso hablar de memoria democrática, reivindicarla, no es hablar del pasado, sino de nuestro presente y, sobre todo, de nuestro futuro.
Identidad y memoria
08/12/22 0:29
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